Foto de la Semana: Niño Moro.

En esta ocasión, nuestra #FotoDeLaSemana nos vuelve a llevar al importante acervo fotográfico de la Dra. Ruth D. Lechuga, resguardado por Fundación Ajaraca A.C. En su sitio web (https://fundacionajaraca.org) podrán ver esta y otras imágenes que nos muestran una parte de la riqueza cultural de nuestro país. ¡Visita la página y descubre cómo puedes apoyarlos en su labor de rescate y difusión!

Ruth D. Lechuga, Purépecha, Nahuatzen, Michoacán, 1964, No. de inventario ARL_N09744_MIC, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm. D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga / Fundación Ajaraca A.C.

La imagen que compartimos el día de hoy corresponde a un niño ataviado como Moro para la danza de Los Moros de Nahuatzen, comunidad localizada a 52 km de Pátzcuaro, a una hora de camino aproximadamente. El santo patrón de la comunidad es San Luis Rey, festividad que se celebra el 25 de agosto y en la que participa la danza de Moros, aunque también acompañan la celebración de la Asunción de la Virgen, el día 15 de agosto. Durante las celebraciones los Moros aparecen cabalgando y posteriormente descienden para bailar, ya sea en el atrio de la iglesia (donde realizan la mayor parte) o en calles o casas donde son invitados a pasar.

El elemento más representativo de esta danza es el tocado, que a manera de turbante o corona, tiene forma de cono y está elaborado con hoja de lata adornado con flores y otros detalles vegetales de colores metálicos1. El rostro del danzante esta oculto por una mascada sujeta al tocado, de modo que al retirarlo queda al descubierto. El danzante de la imagen es particular ya que además de la mascada lleva un velo para cubrir el rosto, el conjunto lo hace destacar.

El traje ha cambiado a lo largo de los años pero sigue manteniendo los mismos elementos básicos: pantaloneras, terminadas en punta a la altura de la rodilla y adornadas con galones y flecos; un pantalón que sobresale por debajo y lleva galones a la altura de los tobillos. Una amplia capa bordada cubre la espalda y los costados del danzante. Usan además una camisa y una faja o ceñidor, sin embargo estos elementos no son visibles al queda cubiertas por la larga mascada que cubre su rostro y la capa. En la mano izquierdo portan una pequeña cruz de madera adornada con varios listones de colores. Finalmente, calzan botas con espuelas, mismas que suenan animadamente cuando bailan al compás de la música, interpretada por banda de viento.

La Danza de los Moros es una de las más conocidas y documentadas de cuantas integran el repertorio de Danzas de Moros y Cristianos de México. Es probable que esto se deba a la alta difusión que se le dio durante el siglo XX al incluirla en las diferentes guías turísticas de México y particularmente con su inclusión dentro de los timbres postales de la serie Arquitectura y Arqueología que se emitieron entre 1950 y 19762. Sin embargo la mayor difusión la recibieron las danzas que se desarrollan en la región del Lago de Pátzcuaro3, zona tradicionalmente atractiva para el turismo nacional e internacional para admirar su belleza y sus diferentes costumbres.

Podemos señalar algunas diferencias para distinguir a las danzas de la región lacustre de las que se realizan en la zona del altiplano purépecha:

  • El turbante de la región purépecha es similar al que aparece en la imagen, mientras que en los alrededores de Pátzcuaro es un turbante mullido de seda, adornado con perlas y flores de papel.
  • La capa en la región lacustre es menos amplia y con forma cuadrada, adornada con cintas y un espejo al centro.
  • Alrededor del lago, los Moros usan un pequeño delantal y una sarta de pescaditos de plata o metal. Esta es sin duda una referencia muy importante al estilo de vida de los pueblos pescadores y es un elemento que no está presente en las danzas de la región purépecha.

De acuerdo con Electra Mompradé y Tonatiuh Gutiérrez, algunas danzas prescinden de los Cristianos ya que los Moros suelen ser mucho más vistosos a causa del vestuario4, sin embargo hay registros de la participación del personaje de Santiago en la danza de los Moros5, aunque es probable que haya caído en desuso.

Entre las comunidades donde se presenta la Danza de los Moros encontramos Nahuatzen, Charapan6, Ocumicho, Chilchota, San Jerónimo Purenchécuaro, Ihuatzio, Quiroga, Janitzio, San Pedro Pareo, Santa Fe, Uruapan, Naranja y Pátzcuaro.

La Danza de los Moros es exclusiva de Michoacán y existen varios grupos representantes en las distintas comunidades que la practican. A pesar de que hay otras con el mismo nombre, el vestuario y los elementos que se comparten en esta región la vuelven una manifestación cultural de gran belleza y originalidad.

NOTAS

  1. GARCÍA MORA, Carlos; «Los Moros y el baluarte Cristiano», en GARCÍA MORA, Carlos; El baluarte purépecha, Tsimárhu estudio de etnólogos, México, 2012. p. 47 <Recuperado de https://www.academia.edu/2988959/LA_DANZA_PUR%C3%89PECHA_DE_MOROS&gt;
  2. FERNÁNDEZ HARP, María; WINTER, Marcus, «Etnografía», en BARAJAS MENDOZA, Eduardo y DE OCAMPO CABRERA, Mónica, Arquitectura & Arqueología 1950-1976. Primera serie filatélica permanente en México. Estudio Arqueológico, etnográfico, arquitectónico e histórico, Museo de Filatelia de Oaxaca, México, 2017. pp. 74-76.
  3. Warman, p. 140. De acuerdo con el autor, esta zona junto con la región purépecha del estado es donde se difunde esta danza.
  4. MOMPRADÉ, Electra L., GUTIÉRREZ, Tonatiuh, BELTRAN, Alberto (dibujos). Danzas y bailes populares, Historia general del arte mexicano, Tomo VI, Editorial Hermes S.A. de C.V., Barcelona, 1976, pp. 126.
  5. «Conducidos por Santiago, que lleva en la mano derecha por todo distintivo una varilla adornada de cintas o tiras de papel de vivos colores», ALTAMIRANO, León «Danza de los Moros», en ALVAREZ Y ALVAREZ DE LA CADENA, Luis, México. Leyendas y costumbres. Trajes y danzas, Editorial Layac, México, 1945, p. 390-391.
  6. GARCÍA MORA; op cit.

BIBLIOGRAFÍA

  • TOOR, Frances, A Treasury of Mexican Folkways, Crown Publishers, Mexico, 1947, p. 349.
  • FERNANDEZ, Justino, Folklore mexicano. 100 fotografías de Luis Márquez, Eugenio Fischgrund Editor, México, 1950, p. V.
  • ——, Danza de los moros: de Ihuatzio, Tzintzuntzan, Michoacán, Fondo Nacional para el Desarrollo de la Danza Popular Mexicana, 1983.
  • ORTIZ GAITÁN, Julieta, Mensajeros del México moderno: Timbres postales y fiscales de Francisco Eppens en los Talleres de Impresión de Estampillas y Valores, Museo de la Filatelia de Oaxaca, México, 2009, p.52.

AGRADECIMIENTOS

A Brenda Chávez Molotla, directora ejecutiva de Fundación Ajaraca A.C., por su apoyo para la realización de esta publicación.

Foto de la semana: Santiagueros de San Bartolo Cuautlalpan.

En la edición de hoy de la #FotoDeLaSemana, traemos una fotografía de nuestra comunidad sede: San Bartolo Cuautlalpan, en el Estado de México.

En nuestro sitio hemos hablado de diferentes tipos de danzas de Santiagueros, distribuidas en varias regiones de nuestro país: Puebla, Veracruz, el sur y el oriente de la Ciudad de México, Guerrero, el Estado de México, etc. A pesar de que todas ellas son llamadas Santiagueros, este es un nombre genérico que no necesariamente indica que se trate del mismo tipo de danza, por el contrario, cada una tiene características diferentes. Siguiendo la clasificación que hace Arturo Warman, las danzas de Santiagueros podrían quedar entre las que el llama Moros y Cristianos propiamente dichos y las Danzas de Santiagos1, dependiendo de los elementos que estén involucrados. Para el caso de la imagen que presentamos hoy, podríamos clasificarla como Moros y Cristianos propiamente dichos: la trama central es el enfrentamiento entre bandos y existen diálogos de tipo didáctico por medio del intercambio de embajadas2.

Además de los puntos que acabamos de mencionar, en la danza aparecen algunos personajes con nombres genéricos, como el Rey Cristiano y el Rey Moro. Sin embargo, ambos personajes, dentro de los diálogos de la danza, son referidos en ocasiones como Santiago y Pilatos, respectivamente, aún cuando en la comunidad no se les llama como tales. También aparece el general Sabario, personaje común en las danzas de Santiagueros y que, dependiendo la versión puede ser Moro o Cristiano. En el caso de San Bartolo Cuautlalpan, Sabario pertenece al bando de los Moros3.

La danza de los Santiagueros está muy arraigada en la comunidad, con una tradición de 125 años y que actualmente cuenta con 22 Santiaguerías, es decir, compañías o grupos de danza: 11 para la fiesta de enero y 9 para la fiesta de agosto, además de las 2 que participan el 8 de diciembre y las que acompañan durante la celebración del Santo Jubileo. Es, por tanto, una manifestación cultural muy sólida y viva.

La imagen fue tomada en enero de 1979, y observamos a la Santiaguería de los señores Eugenio Ramírez y Brígido Casasola Pineda, avanzando por la Avenida de los Ángeles, la calle principal de la comunidad que conecta a la iglesia y la plaza, con el cementerio, al final de la avenida. En la foto se alcanza a observar el quiosco y justo detrás, la iglesia, mientras los Santiagueros salen de la plaza.

Los danzantes que aparecen al frente son, de izquierda a derecha, el Rey Cristiano, el Sabario y el Rey Moro. Esta configuración es la imagen clásica de las Santiaguerías en San Bartolo Cuautlalpan, con la columna de los Cristianos a la derecha, la de los Moros a la izquierda (desde la perspectiva de la Santiaguería) y al centro, el Sabario.

Veamos los atributos de cada personaje:

  • El Rey Cristiano es el que porta el estandarte, que tradicionalmente es de color rojo, en satín o terciopelo, y lleva un monograma de la Virgen María; una diferencia importante con otras danzas de Santiagueros es el tamaño del estandarte. En este caso observamos dos estandartes, uno portado por el primer danzante y el segundo por el que se encuentra detrás de él. En ese año, esta Santiaguería presentó dos formaciones diferentes, es decir, se presentaron unos danzantes el día domingo en la plaza y otros, de la misma Santiaguería, el lunes, en el atrio de la iglesia. En otras ocasiones es probable que se observen dos estandartes en una Santiaguería puesto que algunas compañías dan uno al Embajador Cristiano (el segundo en la fila de los Cristianos), pero esta situación no es común.
  • El Rey Moro utiliza una corona, cetro y una estola que puede ser de piel de conejo; además de un cinturón con tiras, siendo el único personaje en utilizar este accesorio. Un atuendo similar era utilizado en, al menos, una danza de Santiagueros de la Ciudad de México, aunque utilizaban una barba postiza. De acuerdo con algunos informantes, es probable que en San Bartolo Cuautlalpan también se utilizara la barba, pero es una costumbre en desuso desde hace varias décadas.
  • El Sabario utiliza un aditamento que llama la atención de inmediato, un morrión con rejilla que cubre el rostro y está adornado con plumas de avestruz. Usualmente va entre las columnas mientras se danza, pero se coloca detrás del Rey Moro cuando se acompaña una procesión o se llevan regalos a la iglesia, ya que ambas columnas flanquean a la imagen o a las personas con los objetos.

Los personajes fueron representados por los señores Juan Ramírez (Rey Cristiano), Armando Casasola (Sabario) y Brígido Casasola (Rey Moro).

«Santiaguería del sr. Eugenio Ramírez», enero de 1979. La imagen es propiedad del Centro de Documentación de Danzas de Moros y Cristianos San Bartolo Cuautlalpan. Todos los Derechos Reservados. La imagen puede utilizarse citando la referencia completa.

Notas:

  1. Warman realiza una clasificación de las danzas en su libro Las danzas de Moros y Cristianos, que incluye, además de las que acabamos de mencionar: el Ciclo de la Conquista, los Espectáculos de masas, las Danzas de concheros y Derivaciones coreográficas varias. WARMAN, pp. 141-154.
  2. WARMAN, pp. 141-142.
  3. CASASOLA, pp. 61-62

Información:

  • CASASOLA GÓMEZ, Armando Iván, Los Santiagueros. Las Danzas de Moros y Cristianos en San Bartolo Cuautlalpan, Estado de México, Tesis para optar por el grado de maestro en Historia, Universidad Iberoamericana Ciudad de México, México, 2017.
  • WARMAN, Arturo, Las danzas de Moros y Cristianos, Colección SepSetentas, No. 42, Secretaria de Educación Pública, México, 1972.

Jorge Vértiz y Alfonso Alfaro: MOROS Y CRISTIANOS. Una batalla cósmica.

Este #LunesDeLibros vamos a hablar del primer texto al que tuve acceso cuando comencé a investigar de manera formal el tema de la Danza de Moros y Cristianos en el año 2001.

Este texto es una coedición entre el Instituto Zacatecano de Cultura, el Gobierno del Estado de Zacatecaz, la editorial Artes de México y CONACULTA. Es muy fácil encontrarlo  a precios accesibles, tanto en librerías de segunda mano como por Internet;  todavía se encuentra disponible en la editorial.

El texto forma parte de la colección Libros de la Espiral y estudia la Morisma de Bracho, la representación de Moros y Cristianos más grande de México y acaso del mundo. Durante tres días, casi ocho mil participantes, realizan una representación dividida en tres actos en los que se alternan los triunfos de los Moros y de los Cristianos, pero donde sale finalmente victoriosa la Cruz.

El libro se compone de dos partes complementarias, el ensayo fotográfico de Jorge Vértiz, que incluye unas impresionantes imágenes, como la que ilustra esta reseña; y el texto de Alfonso Alfaro, que hace un muy amplio recorrido sobre la historia, tanto de la representación de Bracho y otros lugares,  como de acontecimientos históricos reales que definieron las relaciones entre musulmanes y cristianos en Europa.

La primera parte del texto se encarga de describir la celebración de la Morisma, organizada por la Cofradía de San Juan Bautista y realizada a finales agosto en honor de su Santo patrón.  A lo largo de los días de la fiesta se desarrollan tres obras paralelas (en diferente momento y lugar): La vida y muerte de San Juan Bautista, lo que convierte el sitio de la representación en la Galilea de tiempos de Jesús; la lid de Carlomargno y los doce Pares de Francia, ambientada en los Pirineos; y finalmente la batalla de Lepanto, triunfo definitivo de los cristianos que frenó para siempre la expansión del Islam en el Mediterráneo. Esta parte es la que considero más importante puesto que complementa la excelente exposición gráfica de Vértiz.

El autor emplea las siguientes partes del texto  para hablar de la historia de las representaciones de Moros y Cristianos, su llegada y expansión en México y al final realizar una serie de reflexiones y anécdotas sobre el tema.

El libro es sencillo aunque la redacción se acerca más a un discurso oral utilizando, en ocasiones, un tono poético: «aquí asistimos a una construcción que opera -al menos en una de sus dimensiones- como llameante cráter que exhala, hasta una altura donde se vuelve inofensiva, la vehemencia candente que cada uno ha ido acumulando desde la última explosión«, nos dice el autor respecto al uso ritual de la celebración.

Quizá uno de los problemas de este texto, al que no falta una adecuada y amplia documentación, resulta en la propuesta empleada en la edición. Todo el texto está escrito de corrido, sustituyendo los saltos de párrafo por un pequeño ícono de una cruz y una luna, símbolos respectivos del Cristianismo y del Islam. A pesar de darle una imagen uniforme al escrito, la página se ve saturada y termina por ser cansada al lector que no encuentra una pausa hasta el término de cada sección; y aún en estas, se encuentra con profusas imágenes en páginas completas, por lo que los espacios en blanco son pocos.

Dejando de lado este detalle, que también le otorga a la obra un aspecto característico, este texto constituye un excelente punto de partida para el lector interesado en el tema ya que utiliza entre sus fuentes el texto clásico de Warman que reseñamos anteriormente, además de ligarlo a un caso de estudio concreto que puede dar al lector una mejor idea de estas fiestas.

Sobre los autores

Jorge Vértiz Gargollo (9 de mayo de 1952) es fotógrafo. Estudió Ciencias y Técnicas de la Información en la Universidad Iberoamericana. Sus primeros reportajes fueron publicados en 1975 por la Revista de Revistas, de Excelsior. Su primer libro La habitación interminable, fue publicado en 1986 por la Universidad Autónoma Metropolitana y colabora con la editorial Artes de México desde 1988.

Alfonso Javier Alfaro Barreto , antropólogo e historiador, tiene el grado de doctor por la Universidad de París. Autor de  varios textos entre los que se encuentran Corpus aureum. Escultura religiosa y Voces de tinta dormida. Itinerarios espirituales de Luis Barragán. Catedrático del departamento de filosofía y humanidad del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), miembro del Consejo de asesores de las revistas Artes de México e Historia y grafía; y del Consejo de asesores del Museo Franz Mayer.

Bibliografía

  • VÉRTIZ, Jorge; ALFARO, Alfonso. Moros y Cristianos. Una batalla cósmica. Artes de México, Colección Libros de la espiral, México, 2011.

Información de las biografías obtenida de

Las imágenes que ilustran esta reseña son empleadas con fines de difusión, son propiedad de sus respectivos dueños.