¡Hoy es fiesta! ¡Hoy conmemoramos al Apóstol Santiago!
Para celebrar, compartimos este video que muestra algunas imágenes del Apóstol que hemos podido capturar en Granada, Betanzos, Segovia, Córdoba, Burgos y Santiago de Compostela, en España; y en Santiago Juxtlahuaca y Santiago Zapotitlán, en México.
¡Esperamos que sea de su agrado! ¡Viva Santiago Apóstol!
La #FotoDeLaSemana es nuevamente cortesía de Fundación Ajaraca A.C., asociación encargada del resguardo y difusión del archivo fotográfico de la Dra. Ruth D. Lechuga, una de las principales investigadoras de la cultura popular. En el sitio web de la fundación (https://fundacionajaraca.org) podrán explorar una vasta galería que nos permitirá descubrir un poco del México que recorrió, además de conocer de qué forma pueden apoyar a conservar su trabajo.
Ruth D. Lechuga, Nahua, Soledad Atzompa, Veracruz, 1976-1979, No. de inventario ARL_N18654_VER, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm., D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga /
La imagen que presentamos el día de hoy es muy importante ya que no hay referencias explícitas a la danza en esta comunidad en la bibliografía sobre Moros y Cristianos, además de ser un ejemplo de la relevancia del archivo de la Dra. Ruth D. Lechuga, poder acercarnos a expresiones culturales poco conocidas y contar con un testimonio de su ejecución.
Soledad Atzompa, cabecera del municipio del mismo nombre, se encuentra en la zona montañosa del centro del estado de Veracruz. Es una población nahua con uno de los índices de marginación más altos del estado a pesar de ubicarse a tan sólo 30 km de la ciudad de Orizaba. La fotografía fue tomada en la década de 1970, posiblemente a inicios de febrero, durante la fiesta de la Candelaria, ocasión en que se presenta la danza de Moros y Cristianos. La danza aún se realiza y ha aumentado su participación a la festividad de Santiago Apóstol (25 de julio) y otras celebraciones de la comunidad, sin embargo continua sin ser documentada1.
Como vemos en la fotografía, el atuendo de los Moros se compone de nagüilla con fleco en la parte inferior, camisa con encaje en los puños y capa, todo en satén . En la cabeza se usa un gorro cónico del que cuelga una mascada o paliacate, y la máscara, posiblemente de madera, con barba. Hay dos personajes que destacan: el que porta la corona, que utiliza una vestimenta un poco diferente al cambiar la nagüilla y la camisa por una túnica de satén; y el que lleva la bandera. El traje de los Moros no ha cambiado de forma significativa, aumentado un poco la extensión de las capas y agregando una sobrecapa, ambas con ligeras decoraciones en lentejuela. En la imagen no podemos apreciar al bando Cristiano, pero actualmente su vestimenta se compone de nagüilla, camisa y capa, todo en satén, llevando un sombrero tipo tejana con fleco en el borde. Todos los personajes utilizan espadas o machetes, que usan durante los diálogos y el baile.
Si observamos con atención, podemos distinguir unas líneas blancas en el suelo. Estas líneas, trazadas posiblemente con cal, delimitan el espacio de la representación y se compone de un cuadrado de aproximadamente 12 metros por lado, con líneas que lo dividen en ocho partes. Al centro se coloca un círculo y líneas curvas marcan el encuentro de cada línea con los bordes del cuadrado.
Diagrama del espacio de la representación.
Para la representación, los danzantes se ubican alineados en lados opuestos del cuadrado, siguiendo las líneas cuando realizan el baile, como se puede observar en este video.
Sobre los personajes, en la foto encontramos a Pilatos, el que utiliza la corona, y al Almirante, el que lleva la bandera; a partir de ellos y después del análisis del video sabemos que está también Alchileo (o Archareo) y el Moro Capitán, aunque no sepamos si corresponde a alguno de los otros personajes que aparecen en la imagen. Por el lado de los Cristianos participa Vespaciano y Tito.
Tomando esta información y comparándola con la información publicada en los diferentes textos de Moros y Cristianos, podemos asumir que los personajes que integran la danza son:
Cristianos
Moros
Tito
Sultán
Santiago
Moro Capitán
Vespaciano
Pilatos
Niño
Almirante
Alférez
Alchareo
Gentil
Tiberio
Personajes2
A pesar de que la identificación de estos elementos es importante para la documentación de la danza de Soledad Atzompa, aún no contamos con suficiente información para determinar cuál es la Relación (la historia) que presentan. Estos personajes aparecen en una gran variedad de representaciones y los fragmentos de texto que se pudieron rescatar del audio del video no bastan para relacionarlo con alguna otra danza que nos permita identificarlo.
La danza de Moros y Cristianos en Soledad Atzompa presenta particularidades importantes que no han sido estudiadas y documentadas formalmente, por lo que esperamos que esta publicación ayude en su difusión y sea el inicio de una investigación que nos permita conocerla más a fondo y darle su lugar entre las danzas de Moros y Cristianos de nuestro país.
NOTAS
Para nuestro análisis se realizó una búsqueda de material disponible en la red encontrando solamente tres videos. Uno de ellos es de particular importancia ya que nos permitió identificar la información que presentamos en esta publicación.
De acuerdo a la información presentada por Fernando Horcasitas en el Reto de caballería de los Reyes Moros.
Los moros en la localidad de buena vista soledad Atzompa, Soledad Atzompa Veracruz, 19 de marzo de 2019, recuperado el 6 de diciembre de 2019, https://youtu.be/-25l3REPQnM
HORCASITAS, Fernando, El reto de caballería de los Reyes Moros, Gedenkschrift Gerdt Kutscher Indiana núm 9 Berlín, Gebrüder Mann Verlag, 1984, pp. 59-68.
Agradecimientos
No podemos dejar de agradecer nuevamente a Brenda Chávez Molotla, Directora Ejecutiva de Fundación Ajaraca A.C., por su apoyo para la presentación de las imágenes del acervo de la Dra. Ruth D. Lechuga que hemos compartido en las últimas semanas. En el Centro de Documentación de Danzas de Moros y Cristianos «San Bartolo Cuautlalpan» nos sentimos honrados por la oportunidad que nos brindaron y esperamos que en el futuro podamos colaborar nuevamente en la difusión de su acervo.
En esta ocasión nuestra #FotoDeLaSemana llega por cortesía de Fundación Ajaraca, asociación civil encargada de la custodia del amplio acervo fotográfico de la Dra. Ruth D. Lechuga. Puedes visitar esta y otras imágenes en su sitio web (https://fundacionajaraca.org), además de apoyarlos en la conservación y difusión de este maravilloso registro documental.
Ruth D. Lechuga. San Francisco Mazapa, Estado de México, 1989, No. de inventario ARL_N05070_MEX, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm. D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga / Fundación Ajaraca A.C.
En la imagen podemos observar a integrantes de una comparsa de Alchileos en San Francisco Mazapa, Estado de México, comunidad aledaña a la zona arqueológica de Teotihuacán. El detalle más llamativo es la peculiar máscara que utilizan los Alchileos, personajes de los que toma nombre la danza, hecha con fieltro moldeado y pintado, unida a una zalea de borrego1 teñida de rojo, naranja o amarillo. Esta sirve de melena y barba al mismo tiempo, de tal forma que el conjunto se convierte en una especie de casco2 que cubre completamente la cabeza del danzante.
El resto del vestuario se compone de una pechera de tela verde y roja, adornada con cintas de fleco, una calzonera bombacha roja sujeta a las rodillas y una gruesa casaca de los mismo colores3. El personaje de la extrema derecha sostiene una bandera; de acuerdo con Julia Martínez de la Rosa, cronista de San Martín de las Pirámides, uno de los danzantes del bando hereje es llamado «Abanderado», es probable que se trate de este4.
Hay un detalle más que puede pasar desapercibido si no se observa cuidadosamente la imagen. Observe al segundo personaje de izquierda a a derecha, justo debajo del fleco de la pechera puede observarse una especie de campanilla. Los Alchileos portan un manojo de cascabeles llamados coyoles (derivado del náhuatl) que suenan al ritmo del baile de los danzantes, simulando los golpes de las espadas durante una batalla5, acompañados de la música de la flauta y el tambor.
Además de los Alchileos, los personajes más numerosos (alrededor de 25), la danza incluye a Pilatos y al Capitán Savario como parte de los herejes. Por los Cristianos se encuentra Santiago, que porta una máscara hecha de metal y lleva un caballito en la cintura, acompañado de sus dos ayudantes, los gallines, interpretados por niños. La representación narra la conquista de Jerusalén por parte de Santiago y los Cristianos, mientras Pilatos y Savario dirigen la defensa al mando de los Alchileos, que representan a los judíos6.
La danza de los Alchileos es una de las más documentadas de entre las que integran el repertorio de Moros y Cristianos en nuestro país, probablemente su cercanía con una zona tan importante como lo es Teotihuacán, contribuyó a este hecho. Manuel Gamio realizó un amplio e importante registro documental en el libro La población del Valle de Teotihuacán incluyendo fotografías e ilustraciones, descripciones de la danza y el vestuario, una breve recopilación de los diálogos (que se siguen realizando en náhuatl) y un acta fechada en 1911 donde vecinos de la comunidad de San Francisco Mazapa, se comprometen a sacar la danza de los Hachileos Españoles en un acta ante el juzgado auxiliar de la comunidad, lo que nos habla de la importancia del acto7.
El nombre de la danza ha sido objeto de varias interpretaciones. Alchareo o Archareo es un personaje usual en las danzas de Moros y Cristianos, incluso uno de los personajes principales de esta danza se llama Alchileo Mayor. La versión más difundida, sin que sea un antecedente directo, es la conformación de un cuerpo militar español en 1946, «los archareos de la cuchilla», llamados así por utilizar el archa; sin embargo, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española8, archa deriva de archeros. Otra versión indica que puede provenir del latín arqueros o del inglés archer9. En todo caso, Alchileo sería una deformación del término.
Los grupos más antiguos de Alchileos están en dos comunidades: San Francisco Mazapa y San Martín de las Pirámides. En San Francisco Mazapa se baila el 4 de octubre (San Francisco de Asís), el 3 de noviembre (San Martín de Porres) y en la celebración de Pentecostés (finales de mayo o principios de junio). En San Martín de las Pirámides el 11 de noviembre (San Martín de Tours) y el 8 de mayo (Ecce Homo). Además acompañan las fiestas patronales en San Sebastián Xolalpa, Santa María Coatlán, San Antonio de las Palmas, Santiago Tolman, San Pablo Ixquitlán y Santiago Tepetitlán1,además de apoyar en la recuperación de la danza en Santa María Palapa, todas comunidades vecinas.
La danza de los Alchileos es exclusiva de la región de Teotihuacán y mantiene una vitalidad importante. Algunos autores lo relacionan, quizá a partir del nombre, con la danza de los Archareos de Guerrero y de los Chareos de Oaxaca, sin embargo no hay elementos comunes entre ellas ; la indumentaria y los diálogos la convierten en una celebración diferente y especial, parte importante de nuestras representaciones de Moros y Cristianos.
NOTAS
LECHUGA, Ruth, “La danza y las máscaras”, en Boletín Biblioteca Juan Comas, No. 33 “Máscaras (Segunda parte), Septiembre-Octubre 1999, Instituto de Investigaciones Antropológicas- UNAM, México, 1999, p. 26.
POMAR, Ma. Teresa, Danza-máscara y rito-ceremonia, FONART-FONAPAS, México, 1982, p. 21.
TOVAR, Leticia, SANTOS, José Luis, “La danza de los Archareos”, en México Desconocido, No. 111, Mayo 1986, pp. 52-54.
MARTÍNEZ DE LA ROSA, Julia, San Martín de las Pirámidez. Danza de los alchileos. Diálogos en lengua náhutal. Danza de los moros y cristianos, 2da edición, Asociación mexiquense de cronistas municipales-Gobierno del Estado de México, San Martín de las Pirámides, 2017. p. 25.
GAMIO, Manuel, La población del Valle de Teotihuacán, Tomo II, Dirección de Antropología, México, 1922. p. 236. Aún cuando no se trata de Moros como tal, Warman nos dice que este término termina por ser genérico para referirse a los enemigos de los Cristianos y puede incluir tanto a los judíos como a los romanos. WARMAN, Arturo. La danza de Moros y Cristianos, Secretaría de Educación Pública, SEP-Setenta #46, México, 1972. pp. 141-142
GAMIO, op cit, p. 217.
Arma ofensiva que usaban los archeros de Castilla, compuesta de una cuchilla larga fija en la extremidad de un asta. https://dle.rae.es/archa . Según el diccionario de autoridades de 1726, el archa es el arma del Archéro.
MOYA RUBIO, Victor José, Máscaras. La otra cara de México, 2da edición, 1982UNAM, México, p. 64-70.
Bibliografía
MOMPRADÉ, Electra L. GUTIÉRREZ, Tonatiuh, Historia general del arte mexicano. Bailes y danzas populares, Hermes, España, 1976, p. 137.
PARRA DE GARCÍA SAINZ, Georgina, ROMANDÍA DE CANTÚ, Graciela, En el mundo de la máscara, Fomento Cultural Banamex, 2da edición, México, 1979. pp. 47-48.
OGAZÓN, Estela, Máscaras. Museo universitario de ciencias y arte, Centro de Investigación y servicios museológicos-UNAM, p. 19-20.
DEL CAMPO LANZ, Sofía, Máscaras mexicanas. Simbolismo velados, INAH, México, 2015, p. 248.
LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, BANOBRAS, México, 1991. pp. 56-58.
AGRADECIMIENTO
Agradecemos a Fundación Ajaraca A.C. y a Brenda Chávez Molotla, Directora Ejecutiva, por su apoyo y colaboración.
En este #LunesDeLibro vamos a revisar un texto muy importante para el estudio de las máscaras en nuestro país y, a partir del mismo, conoceremos un poco más de las máscaras que se utilizan en las danzas de Moros y Cristianos, todo ello de la mano de la Dra. Ruth D. Lechuga.
Portada Máscaras Tradicionales de México
Ruth D. Lechuga, San Antonio el Doctor, Querétaro, 1977, No. de inventario ARL_N16589_QRO, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm., D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga / Fundación Ajaraca A.C.
No es posible hablar sobre las máscaras mexicanas sin mencionar a la doctora Ruth Deutsch Lechuga, coleccionista y pionera en la investigación del arte popular, así como en la documentación de diferentes aspectos de la vida cotidiana de las comunidades, a través de las imágenes que capturó durante sus viajes por varios rincones de nuestro país. Su vasto acervo fotográfico se encuentra bajo custodia de Fundación Ajaraca (https://www.fundacionajaraca.org/) y es un testimonio de manifestaciones sociales y culturales, algunas ya desaparecidas, el cual nos permite conocer un poco más acerca de los pueblos y de su gente.
Antes de comenzar, hablemos brevemente sobre la fotografía que ilustra esta reseña, cortesía de Fundación Ajaraca. En ella podemos observar a la Dra. Lechuga rodeada de personajes enmascarados en San Antonio El Doctor, en el estado de Querétaro. De acuerdo con la información publicada en una fotografía de la misma serie, disponible en el sitio web de la fundación, estos personajes representan a diablos y acompañan las procesiones de Semana Santa. Puede visitar esta imagen dando clic aquí.*
Máscaras tradicionales de México cuenta con una edición y fue publicado por el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS) en 1991, con un tiraje de 2000 ejemplares. La presentación de la obra está a cargo del Dr. Enrique Álvarez del Castillo, director de la institución entre 1991 y 1993, donde manifiesta el interés del banco en difundir y rescatar la cultura del país. Este texto se puede consultar con relativa facilidad en bibliotecas, aunque para conseguir un ejemplar es necesario recurrir al mercado secundario. En Internet puede encontrarse con precios entre los 60 USD y 180 USD más envío; también puede buscarse en librerías de ocasión y especializadas con precios similares, alrededor de $1,300 MXN.
Dentro de las diferentes categorías del arte popular, las máscaras ocupan un lugar destacado ya que no se limitan al objeto en sí mismo, sino que trascienden a partir de su uso en danzas, fiestas y carnavales. La importancia de la máscara queda manifiesta desde la introducción, donde la autora nos menciona que «Cuando el individuo deja a un lado sus máscaras personales, para actuar como exponente de las manifestaciones culturales de la sociedad, la máscara se convierte en revelación de la esencia del grupo que representa. En este momento deja de ser expresión facial individual y se recurre a la careta elaborada especialmente para cada ocasión.«1, es decir, las máscaras se vuelven la faceta representativa de las tradiciones.
El libro abarca en cuatro capítulos los aspectos más notables para conocer la relevancia e historia de las máscaras en México. El capítulo 1, Las máscaras desde tiempos prehispánicos, es corto y nos muestra la transición entre el origen y el uso de las máscaras entre las culturas originarias y los primeros años del periodo colonial. Es aquí, en un momento tan temprano del texto donde queda asentada la importante relación entre la máscara y la danza, al señalar que «Durante las ceremonias religiosas y también en algunas ocasiones festivas se ejecutaban numerosas danzas. En todas ellas se hizo amplio uso de máscaras que representaban toda clase de animales, personas de otras tierras, viejos y muchos más«2. A partir de la conquista de Tenochtitlan, el periodo colonial se recorre en unos pocos párrafos, pero nos detenemos en dos puntos clave para nuestro análisis: la mención de la danza de los Moros y Cristianos, como parte de los festejos realizados por los españoles y su rápida difusión y adaptación por parte de los indígenas; y la imagen que representa a un Moro en una parte del «Biombo del palo volador», exhibido en el Museo de América, en Madrid, España.
El capítulo 2 es el más amplio, no es sorprendente ya que en él se habla de La máscara en el México contemporáneo. Aquí se presentan las máscaras utilizadas en las diferentes danzas y representaciones que la autora pudo ver y documentar directamente. Para abordar un panorama tan amplio, el capítulo se presenta a partir de ejes temáticos: danzas de los viejos, de animales, el tigre (la cual recibe un apartado especial), de homenaje y catequizantes, ciclo agrícola, por mencionar algunas, además de las «Danzas de moros y cristianos y sus derivados» siendo el contenido donde pondremos particular atención.
A partir de la descripción de las danzas de este tipo, la autora propone catalogarlas como el ciclo de infieles y cristianos3, debido a la variedad de temas englobadas dentro de los «Moros y Cristianos», donde la categoría de «Moros» queda rebasada al incluir a los enemigos representados por indios, judíos, diablos, etc., siendo la conclusión en todas ellas la misma: la conversión y bautizo de los infieles y el triunfo de los Cristianos.
A continuación la autora hace referencia a distintas danzas y sus principales características, además de señalar que el nombre con el cual se conocen usualmente tiene relación con algún aspecto determinado de cada una de ellas, surgiendo así los Moros Cabezones, los Santiagueros, los Chareos, Pilatos, Archareos, Alchileos, Medias Lunas, Santiagos, además de los Doce Pares de Francia, entre otros. Si bien las danzas de Moros y Cristianos están ampliamente difundidas en todo el territorio nacional, el texto pone especial énfasis en comunidades ubicadas en Chiapas, Guerrero, Puebla, el Estado de México, Oaxaca, Jalisco y un par de menciones puntuales a Colima, la zona del Bajío y Veracruz.
Al avanzar en la lectura, es posible identificar el uso de varias categorías que nos remiten a la clasificación de danzas propuesta por Arturo Warman en su texto La danza de Moros y Cristianos (SepSetentas, 1972)4, aunque no se menciona explícitamente: espectáculos de masas, ciclo de moros y cristianos, ciclo carolingio5, danzas de conquista, tastoanes y danza de concheros.
Nos parece oportuno señalar una situación ya comentada en nuestra introducción al estudio de las máscaras en las danzas de Moros y Cristianos y que la autora señala expresamente: no en todas estas representaciones se utilizan máscaras. En este sentido habla del caso de las Morismas en Zacatecas y algunas danzas donde muchos cristianos no portan máscaras, o utilizan yelmos, o Santiago suele representarse con el rostro descubierto. Sin lugar a dudas, es necesario mencionarlas aunque no abunda en ellas, toda vez que el tema del libro son las máscaras.
El capítulo 3, trata de los personajes fundamentales para las máscaras, sus creadores. El mascarero y su trabajo nos presenta nombres y testimonios de varios artesanos con los que la Dra. Lechuga tuvo contacto , además de las diversas técnicas y materiales: madera de copal, copalillo y clavelino, entre otras; cuero, cera, papel, cartón y hasta metal son los materiales transformados en las hábiles manos de los mascareros. Su importante labor contrasta con las necesidades cotidianas, donde muchos de ellos deben alternar esta actividad con las labores del campo o sus empleos en las ciudades aunque, poco a poco, la mayor demanda de máscaras por parte de coleccionistas y otros mercados ha permitido que algunos artesanos se dediquen de tiempo completo a su elaboración aunque ello implique la creación de piezas meramente decorativas sin descuidar la producción de máscaras tradicionales para cubrir la demanda local.
De este capítulo llama nuestra atención la mención del rostro pesado que se utiliza en la danza de los Alchareos, en San Martín de las Pirámides, Estado de México. Este objeto se elabora con aluminio y fierro, con un peso cercano a los 5 Kg. En contraste, se tiene el rostro liviano, elaborado en fibra de vidrio y con un peso mucho menor, que se utiliza cuando la danza tendrá una duración larga6. Este cambio en los materiales, de usar fibra de vidrio en lugar de madera, es una muestra de la convivencia entre la tradición y la modernidad.
El rostro de la máscara es el último capítulo del libro, donde se habla de las características y las funciones de la máscara. En este sentido, la autora retoma una de las ideas iniciales del texto «La máscara, como objeto separado de su función, puede ser una obra de arte, una escultura de gran mérito estético. Sin embargo, se trataría de un arte estático, desconectado de su propósito real. Por otro lado, como parte de la indumentaria y en el contexto de la danza, la máscara, aun sin movilidad facial propia, adquiere expresiones diferentes, de acuerdo con los movimientos de su portador «7. Y a partir de esta idea nos expone diferentes tipos: con detalles, sencillas, muy elaboradas, totales, parciales, más grandes que el mismo rostro del portador o incluso, más pequeñas. El cierre del libro es la parte más profunda de todo el texto porque nos adentra en las funciones que las máscaras pueden tener y que pueden abordarse desde diferentes disciplinas y a partir de la experiencia de los danzantes, compartidas en este apartado, por lo que el texto refleja la conexión que tuvo la Dra. Lechuga con las personas que conoció.
Un ejemplo sobre las diferentes funciones de las máscaras, más allá de su uso en las danzas, lo encontramos en el caballito utilizado en la danza de los Santiagueros de Cuetzalan, Puebla. Según Donald Cordry, es un objeto con un matiz sagrado al que se le debe proporcionar agua y maíz mientras se encuentra en custodia del danzante que interpreta a Santiago a fin de evitar su escape del pueblo8.
Si bien el texto se encuentra repleto de narraciones y anécdotas contadas a la autora o vistas por ella misma, es en este capítulo donde se hace un análisis formal y se retoman varios elementos comentados en las páginas anteriores, permitiendo que el viaje hecho desde los antecedentes y uso de las máscaras en el mundo prehispánico hasta la década de 1980, tenga una conclusión y nos permita visualizar nuestras máscaras y danzas con otros ojos. A pesar de la distancia temporal entre la publicación del libro y nuestros días, el texto continúa vigente y es una referencia importante para un estudio sobre este tema, porque como la autora dice al finalizar, estamos hablando de una cultura viva, no se detiene y cambia conforme las necesidades, las creencias y los medios disponibles lo permiten.
El libro está profusamente ilustrado, con 123 imágenes a color y en blanco y negro, abarcando la amplia variedad de temas que hemos revisado. Entre estas fotografías se incluyen: 1 es una máscara de Tastoanes, 2 del Carnaval de Huejotzingo y 8 relacionadas directamente con las Danzas de Moros y Cristianos, incluyendo la mostrada en la portada, correspondiente a la danza de Los Doce Pares de Francia de Mexicaltzingo, Estado de México9.
Al hablar de las fotografías, es necesario dedicar un espacio a una persona importante en la concepción de este material, el Sr. Enrique Franco Torrijos, fotógrafo y amigo de la Dra. Lechuga, de quien se incluyen 39 fotografías en el libro, en su mayoría de piezas de colección o de objetos fijos. Además de su aportación gráfica, redactó la semblanza de la autora, misma que aparece en la solapa. Como nota personal, tuvimos ocasión de compartir una visita con el Sr. Franco y las historias y anécdotas que compartió nos permiten entender mejor su colaboración en este texto.
A partir de la revisión del libro, encontramos un par de detalles que nos parece oportuno mencionar. Las referencias de las imágenes 46 y 47 se encuentran invertidas. La imagen 46 se encuentra en la página 59 y corresponde a la danza de los Moros de Texistepec, Veracruz. La imagen 47 se encuentra en la página 60 y corresponde a la danza de los Archareos. Así mismo, el nombre de la comunidad donde se practica esta danza aparece como «San Francisco Mazapan, estado de México», siendo el correcto «San Francisco Mazapa, Estado de México». Por otro lado, la referencia de la imagen 2, Pintura rupestre, indica que se encuentra localizada en las Grutas de Juxtlahuaca, Oaxaca. Estas grutas se localizan en la comunidad de Juxtlahuaca, en el estado de Guerrero10.
Tal como se comentó al inicio, este libro es una referencia importante y necesaria para adentrarnos no solo al mundo de las máscaras, sino también al de las danzas. Sin volverse un catálogo o un diario pormenorizado de una u otra, nos da elementos suficientes para entender mejor las manifestaciones culturales de los diferentes pueblos y grupos de nuestro país. La obra está respaldada por una extensa bibliografía, por pláticas y entrevistas con varios personajes sin mencionar que es producto de los viajes, las investigaciones y la invaluable experiencia de la Dra. Ruth D. Lechuga.
NOTAS
Pág. 9.
Pág. 15
Pág. 54.
Puede consultar nuestra reseña de esta obra dando clic aquí.
Para Warman, los Moros y Cristianos propiamente dichos, incluyen al ciclo histórico, al carolingio y al de Santiago.
Pág. 122 y 127.
Pág. 131.
Pág. 146. Si bien este cuidado del caballito, no es exclusivo de Cuetzalan.
Además de aparecer nuevamente en el interior. P. 139.
CABRERA GUERRERO, Martha. Las grutas de Juxtlahuaca. Santuario al dios olmeca del maíz, Gobierno del estado de Guerrero, México, 2017, p. 26. Consultado en línea <Recuperado de https://issuu.com/muva/docs/libro_grutas_final.final>
*Enlace actualizado.
Sobre los autores
Ruth Deutsch Reiss, nació en Austria en 1920. En 1939 su familia llega a México buscando refugio ante la persecución que sufrieron en Europa en los albores de la 2da Guerra Mundial. Estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México y se naturalizó como mexicana en 1954. En 1949 comenzó a acompañar a su padre en sus viajes por el país, recorriendo comunidades apartadas y conociendo su cultura y artesanías, de ahí nace su pasión por el arte popular. Contrajo matrimonio con el Dr. Carlos Lechuga Vergara, con lo que comenzó a ser conocida como Ruth D. Lechuga. Fue directora del Museo de Arte e Industrias Populares, asesora técnica del Fondo Nacional para las Artesanías y secretaria para los países latinoamericanos den el Consejo Mundial de la Artesanía, de la UNESCO. Autora de El traje indígena de México y La indumentaria indígena, entre otros, además de varios artículos. Falleció en su casa de la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2004.
Enrique Franco Torrijos, nació en la Ciudad de México en 1930. Fotógrafo. Realizó estudios de Antropología Maya en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Ha escrito y participado en numerosos libros, entre ellos El Insólito Paisaje Mexicano, Kohunlich, una ciudad Maya del Clásico Temprano e Islas, silentes centinelas de los mares mexicanos. Actualmente es Socio Director en Franco Torrijos y Asoc. Editores.
Bibliografía
DEUTSCH LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991. pp. 157.
Información de las fotografías
Fotografía de la Dra. Ruth D. Lechuga, cortesía de Fundación Ajaraca A.C. Agradecemos a Fundación Ajaraca y a su Directora Ejecutiva, Brenda Chávez Molotla, su apoyo.
Información de las biografías.
Subasta de fotografía, jueves 9 de noviembre del 2017, Catálogo, Morton Subastas, México, 2017, p.22.
FRANCO TORRIJOS, Enrique, Semblanza de la Dra. Ruth D. Lechuga, en DEUTSCH LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991.
Este #LunesDeLibro comenzamos con la primera obra que aborda el tema de las máscaras de las diferentes danzas de México. No se trata del primer libro que se escribió sobre el tema pero es uno que nos permite observar una muy amplia galería de objetos y darnos una idea del inmenso panorama que tenemos por delante.
Portada La Tierra y el Paraíso. Máscaras Mexicanas.
Rafael Coronel. Imagen propiedad INAH.
La Tierra y el Paraíso. Máscaras Mexicanas es el catálogo de la exposición del mismo nombre, que se presentó en el Palacio de Bellas Artes de Charleroi, Bélgica, como parte del festival internacional Europalia 93, en el que México fue el país invitado. Las piezas que se exhibieron provienen de la colecciones del pintor Rafael Coronel: la del museo homónimo en Zacatecas, así como de su colección personal. Además de esta exposición, Europalia 93 presentó cientos de actividades durante los tres meses que duró el evento, mostrando las artes y la cultura de México; algunas de estas actividades continuaron de gira por Europa al término del festival.
Existen dos versiones del catálogo, primero fue publicado en francés y posteriormente, bajo el patrocinio de la Aseguradora Obrera, se publicó en español; ambas versiones fueron impresas en Bélgica en 1993, aunque no encontramos información sobre el tiraje. Una diferencia entre ambas, además del idioma, es que el logo de la aseguradora, que también patrocinó la exposición durante el festival, aparece en la portada de la versión en español, estando ausente en la versión en francés. Aparentemente el único ejemplar para consulta se encuentra en la Biblioteca Nacional de México, no localizamos este título en otras bibliotecas a partir de una búsqueda en las bases de datos. Para compra, es más sencillo localizar la versión en francés con precios que varían desde los €15 hasta los €60, sin contar el costo de envío. La versión en español podría rondar los $1,200.00 MXN.
Como ya mencionamos, esta publicación es el catálogo de la exposición que presentó cerca de 400 máscaras, de las 14,000 que componían en ese momento la colección, por lo que la segunda parte del libro corresponde a las fotografías individuales de cada pieza, en blanco y negro. Cada máscara es acompañada de información sobre ella, señalando material, técnica, medidas, procedencia y época, además del tipo de danza o fiesta en que se usa.
La primera parte del libro inicia con las palabras protocolarias de Alfredo del Mazo y Jacques Groothaert, Comisarios Generales de Europalia 93, y del Director de Exposiciones del Palacio de Bellas Artes de Charleroi, Laurent Busine. El propio Rafael Coronel comienza el contenido formal del libro con una narración sobre la conformación de la colección, de su vida y sus sueños alrededor de las máscaras; es una forma de adentrarnos al mundo que vamos a descubrir en las páginas siguientes. Un poco más adelante, Juan Coronel, hijo de Rafael Coronel, nos entrega un texto titulado «Zoología indígena» donde da cuenta del uso de las máscaras y su transformación antes y después de la conquista, para terminar con una enumeración pormenorizada de las máscaras de animales y sus usos. El tercer texto incluido en este catálogo es el más amplio y es el que nos da un acercamiento más formal al estudio de las máscaras, tratando temas como ¿Qué es una máscara?, psicología y religión, técnicas de manufactura, clasificación de las máscaras y una descripción de diferentes tipos de danzas, fiestas y representaciones donde se utilizan. Este último texto es una transcripción del material elaborado para una exposición de máscaras presentada en el Museo Universitario de Ciencias y Artes en 19811, con pequeños cambios y adiciones. Entre estos textos se intercalan algunas láminas a color de las piezas más relevantes de la exposición, señalando el número de identificación de cada una para localizarlas en el catálogo.
Este libro es una excelente forma de introducirnos al estudio de las máscaras, especialmente del tema que aquí nos ocupa ya que nos presenta más de 40 imágenes de máscaras usadas en las danzas de Moros y Cristianos; ninguno de los libros sobre máscaras que hemos revisado en la conformación de nuestro acervo presenta tan amplia variedad como este. Además de eso, se incluyen algunas piezas muy antiguas, como la que mostramos en la siguiente imagen.
Máscara de Santiago. Danza de los Santiagueros. Siglo XIX. La imagen es propiedad de Foundation Europalia International, se muestra con fines de divulgación e ilustración.
Hay algunos puntos que se pueden discutir sobre este material. En primer lugar, me pareció un poco decepcionante que se haya utilizado un texto editado anteriormente (¿Qué es una máscara?), sin duda se trata de una investigación de calidad pero creo que la magnitud del evento bien valía la pena la integración de una nueva investigación. Aún cuando una primera revisión del texto no nos da elementos suficientes para afirmarlo, algunas máscaras podrían estar mal catalogadas, una situación común con este tipo de materiales2. Este catálogo también es útil actualmente si se visita el museo Rafael Coronal, ya que en algunas piezas no cuentan con cédula; aunque no recomendaría llevarlo consigo al museo, podría revisarse antes o después de la visita. A pesar del tiempo que ha pasado, es importante seguir consultando estos materiales para revisarlos y actualizar la información en caso de ser necesario o bien, tener testimonio de la existencia de algunos objetos que pudieron haber desaparecido; mucho ha cambiado en los 27 años que han pasado desde la edición de este catálogo.
Notas:
Sobre este libro hablaremos próximamente.
Como lo mencionamos en el texto introductorio al tema de las máscaras en las Danzas de Moros y Cristianos, que algunas máscaras suelen tener más de un uso.
Bibliografía
-, La tierra y el paraíso. Máscaras mexicanas. Charleroi, Palais du Beaux-Arts-Aseguradora Obrera, Europalia 93, Bruselas, 1993, pp. 228.
Fotografía de Rafael Coronel:
Fotografía de Nacho López. Derechos Reservados Instituto Nacional de Antropología e Historia. México. Utilizada con autorización.
En la edición de hoy de la #FotoDeLaSemana, traemos una fotografía de nuestra comunidad sede: San Bartolo Cuautlalpan, en el Estado de México.
En nuestro sitio hemos hablado de diferentes tipos de danzas de Santiagueros, distribuidas en varias regiones de nuestro país: Puebla, Veracruz, el sur y el oriente de la Ciudad de México, Guerrero, el Estado de México, etc. A pesar de que todas ellas son llamadas Santiagueros, este es un nombre genérico que no necesariamente indica que se trate del mismo tipo de danza, por el contrario, cada una tiene características diferentes. Siguiendo la clasificación que hace Arturo Warman, las danzas de Santiagueros podrían quedar entre las que el llama Moros y Cristianos propiamente dichos y las Danzas de Santiagos1, dependiendo de los elementos que estén involucrados. Para el caso de la imagen que presentamos hoy, podríamos clasificarla como Moros y Cristianos propiamente dichos: la trama central es el enfrentamiento entre bandos y existen diálogos de tipo didáctico por medio del intercambio de embajadas2.
Además de los puntos que acabamos de mencionar, en la danza aparecen algunos personajes con nombres genéricos, como el Rey Cristiano y el Rey Moro. Sin embargo, ambos personajes, dentro de los diálogos de la danza, son referidos en ocasiones como Santiago y Pilatos, respectivamente, aún cuando en la comunidad no se les llama como tales. También aparece el general Sabario, personaje común en las danzas de Santiagueros y que, dependiendo la versión puede ser Moro o Cristiano. En el caso de San Bartolo Cuautlalpan, Sabario pertenece al bando de los Moros3.
La danza de los Santiagueros está muy arraigada en la comunidad, con una tradición de 125 años y que actualmente cuenta con 22 Santiaguerías, es decir, compañías o grupos de danza: 11 para la fiesta de enero y 9 para la fiesta de agosto, además de las 2 que participan el 8 de diciembre y las que acompañan durante la celebración del Santo Jubileo. Es, por tanto, una manifestación cultural muy sólida y viva.
La imagen fue tomada en enero de 1979, y observamos a la Santiaguería de los señores Eugenio Ramírez y Brígido Casasola Pineda, avanzando por la Avenida de los Ángeles, la calle principal de la comunidad que conecta a la iglesia y la plaza, con el cementerio, al final de la avenida. En la foto se alcanza a observar el quiosco y justo detrás, la iglesia, mientras los Santiagueros salen de la plaza.
Los danzantes que aparecen al frente son, de izquierda a derecha, el Rey Cristiano, el Sabario y el Rey Moro. Esta configuración es la imagen clásica de las Santiaguerías en San Bartolo Cuautlalpan, con la columna de los Cristianos a la derecha, la de los Moros a la izquierda (desde la perspectiva de la Santiaguería) y al centro, el Sabario.
Veamos los atributos de cada personaje:
El Rey Cristiano es el que porta el estandarte, que tradicionalmente es de color rojo, en satín o terciopelo, y lleva un monograma de la Virgen María; una diferencia importante con otras danzas de Santiagueros es el tamaño del estandarte. En este caso observamos dos estandartes, uno portado por el primer danzante y el segundo por el que se encuentra detrás de él. En ese año, esta Santiaguería presentó dos formaciones diferentes, es decir, se presentaron unos danzantes el día domingo en la plaza y otros, de la misma Santiaguería, el lunes, en el atrio de la iglesia. En otras ocasiones es probable que se observen dos estandartes en una Santiaguería puesto que algunas compañías dan uno al Embajador Cristiano (el segundo en la fila de los Cristianos), pero esta situación no es común.
El Rey Moro utiliza una corona, cetro y una estola que puede ser de piel de conejo; además de un cinturón con tiras, siendo el único personaje en utilizar este accesorio. Un atuendo similar era utilizado en, al menos, una danza de Santiagueros de la Ciudad de México, aunque utilizaban una barba postiza. De acuerdo con algunos informantes, es probable que en San Bartolo Cuautlalpan también se utilizara la barba, pero es una costumbre en desuso desde hace varias décadas.
El Sabario utiliza un aditamento que llama la atención de inmediato, un morrión con rejilla que cubre el rostro y está adornado con plumas de avestruz. Usualmente va entre las columnas mientras se danza, pero se coloca detrás del Rey Moro cuando se acompaña una procesión o se llevan regalos a la iglesia, ya que ambas columnas flanquean a la imagen o a las personas con los objetos.
Los personajes fueron representados por los señores Juan Ramírez (Rey Cristiano), Armando Casasola (Sabario) y Brígido Casasola (Rey Moro).
«Santiaguería del sr. Eugenio Ramírez», enero de 1979. La imagen es propiedad del Centro de Documentación de Danzas de Moros y Cristianos San Bartolo Cuautlalpan. Todos los Derechos Reservados. La imagen puede utilizarse citando la referencia completa.
Notas:
Warman realiza una clasificación de las danzas en su libro Las danzas de Moros y Cristianos, que incluye, además de las que acabamos de mencionar: el Ciclo de la Conquista, los Espectáculos de masas, las Danzas de concheros y Derivaciones coreográficas varias. WARMAN, pp. 141-154.
WARMAN, pp. 141-142.
CASASOLA, pp. 61-62
Información:
CASASOLA GÓMEZ, Armando Iván, Los Santiagueros. Las Danzas de Moros y Cristianos en San Bartolo Cuautlalpan, Estado de México, Tesis para optar por el grado de maestro en Historia, Universidad Iberoamericana Ciudad de México, México, 2017.
WARMAN, Arturo, Las danzas de Moros y Cristianos, Colección SepSetentas, No. 42, Secretaria de Educación Pública, México, 1972.
En esta #FotoDeLaSemana, presentamos una nueva imagen proveniente del Centro de Información y Documentación «Alberto Beltrán», de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas.
La fotografía forma parte del registro de la «Danza de los Santiagos», de Cuetzalan, Puebla. En ella podemos apreciar a un danzante representando a Santiago, los rasgos distintivos son muy claros: la máscara de cintura con forma de caballo, que por sí mismo bastaría para identificarlo, pero también está el sombrero y su decorado en forma de resplandor que, para algunos investigadores, representaría al sol. Tampoco debemos dejar de mencionar que el danzante en cuestión no utiliza máscara, que también es una de las características de Santiago(ACTUALIZACIÓN: El personaje de Santiago en esta danza no utiliza máscara.). Finalmente, el color rojo del traje y las cintas de colores a la altura de la rodilla termina por señalarnos que la danza proviene de la zona de la Sierra de Puebla. En la mano izquierda sostiene una espada, con un pañuelo enredado entre la mano y la empuñadura, mientras con la mano derecha sostiene las riendas de su caballo; en algunas comunidades, con esa mano sostiene también una pequeña cruz. Respecto a las manos, vale la pena señalar algo importante: la imagen proviene de una diapositiva, por lo que no podemos descartar que la estemos viendo «en espejo», ya que en la mayoría de las imágenes que hemos consultado, la mano derecha es la que blande la espada; otra explicación probable sería que el danzante fuera zurdo y se haya acomodado de esa forma; finalmente, no podemos descartar que el acomodo también forme parte de la tradición.
Detrás de Santiago podemos apreciar a otro personaje. Si se observa con cuidado alcanzamos a identificar un par de elementos: un sombrero de color negro y una máscara que parece ser de color azul1. Sin duda se trata de Pilatos, que en esta danza representan a los Moros. ¿Como podemos saberlo? Principalmente por la máscara. Para la región de la Sierra de Puebla, los Santiagueros (es decir, el bando cristiano) usan una máscara de color rojo con detalles en dorado, mientras que los Pilatos la usan de color claro, con rasgos en color negro, como la barba2. Otro detalle que no debe ser pasado por alto, es que los Santiagueros, además de lo que ya mencionamos, es que llevan en la cintura una cinta con cascabeles, detalle que aquí falta, además de los adornos de fleco y listones a la altura de la rodillas.
Ambos danzantes calzan huaraches. Actualmente se utilizan zapatos o botines, aunque en algunas comunidades se continúan utilizando los huaraches como parte del atuendo de la danza.
Las mascadas que se observan cruzando el pecho en ambos personajes parecen ser un elemento interesante, ya que no se observa en el atuendo de otras danzas de la región. Es probable que se trate de un elemento particular y que a partir de el podamos identificar de qué comunidad proviene la danza, ya que la danza de Cuetzalan del Progreso no las usa actualmente. Siguiendo esta suposición, podría tratarse de una danza de la comunidad de San Andrés Tzicuilan, en el municipio de Cuetzalan. Sin embargo, existe una fotografía de Ruth D. Lechuga, de este municipio, donde el personaje de Santiago no utiliza estas mascadas; también es probable que la danza sí sea de Cuetzalan del Progreso, pero que el atuendo haya cambiado.
La fotografía pertenece al Fondo Nacional para la Danza Popular Mexicana (FONADAN), fue tomada durante la década de 1970, pero no se tiene el año exacto. La imagen pudo ser tomada en los alrededores del Museo de Antropología, donde se llevaban a cabo encuentros de danza auspiciados por el Fondo.
Como siempre, agradecemos el invaluable apoyo de Cristina Alvarado, encargada de la fototeca del Centro de Documentación y de Dulce Olivia Reynoso, Jefa del Centro de Información y Documentación «Alberto Beltrán».
El catálogo de la exposición Máscaras mexicanas. Simbolismos velados, aparece una máscara de moro en color azul, donde se señala que a pesar del color, se mantienen los elementos característicos: cabello, barba y bigote, así como la coloración en las mejillas. En la imagen que presentamos, se pueden observar las mejillas. MARTÍNEZ DEL CAMPO, Sofía. Máscaras mexicanas. Simbolismos velados, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 2015, p. 229.
LECHUGA, Ruth D., Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991. p. 58.
LECHUGA, Ruth D., Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991. pp. 157.
MARTÍNEZ DEL CAMPO, Sofía. Máscaras mexicanas. Simbolismos velados, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 2015, pp. 339.
STEVENS, Bryan J., «The Santiagueros dance», en Mexican Dance Masks, publicado el 29 de diciembre de 2014, https://mexicandancemasks.com/?p=1673, recuperado el 10 de agosto de 2020.
-, «The Santiagueros dance part 2», en Mexican Dance Masks, publicado el 5 de enero de 2015, https://mexicandancemasks.com/?p=1697, recuperado el 10 de agosto de 2020.
Esta es una entrada especial de nuestro #LunesDeLibro, conmemorando el Día de Santiago. Este material aborda de forma indirecta las Danzas de Moros y Cristianos, puesto que es una manifestación cultural inseparable del culto jacobeo, además de que es un estudio muy interesante sobre la distribución y el alcance que ha tenido la figura del Apóstol en nuestro país. ¡Que lo disfruten!
Portada
Araceli Campos y Louis Cardaillac
Esta es una obra muy extensa, justificada por la profundidad con la que se explora el fenómeno jacobeo en nuestro país. La edición es una publicación conjunta de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Colegio de Jalisco y la Editorial Ítaca. Publicado en 2007 consta de un tiraje de 1,000 ejemplares. Actualmente es posible encontrarlo en algunas librerías, con un costo aproximado de $300.00 pesos mexicanos, pero también se encuentra disponible para descarga gratuita en la página de Louis Cardaillac (puede dar clic AQUÍ)
El texto está dividido en dos partes. La primera, titulada «Santiago y sus circunstancias mexicanas», parte de la llegada y difusión del culto a Santiago en tierras mexicanas de mano de las órdenes religiosas, pasando entonces al proceso de evangelización de la mano del teatro, que posteriormente se convertirá en las danzas que son tan populares hoy en día. Cierra esta parte la diversidad de imágenes y representaciones que tiene el Santo y las leyendas e historias que se corren a nivel local sobre él.
La segunda parte es la más amplia, bajo el título «Las grandes zonas santiagueras», hace un análisis pormenorizado de las poblaciones que están bajo advocación jacobea, ya sea que se agrupen por regiones (CDMX y Estado de México, el altiplano central, la región de Oaxaca, Puebla, etc,) o bien en zonas dispersas del territorio nacional. Como parte interesante de esta sección, cabe destacar un listado de todas las poblaciones que llevan por nombre Santiago, y otro donde se enlistan los pueblos y comunidades donde, si bien no es la imagen principal, se le rinde un culto importante. Podemos mencionar que para el año 2006, se contabilizan en el libro 526 poblaciones con el nombre de Santiago, siendo Oaxaca el estado que encabeza la lista con 132 comunidades.
El libro cuenta con dos secciones de fotografías a color, que complementan la información y ofrecen una amplia galería de imágenes del Santo que se veneran en diferentes comunidades. Dentro de estas podemos encontrar cuatro fotografías de los Doce Pares de Francia, representación de Temoaya en el Estado de México, y cuatro de los Tastuanes, correspondientes a la comunidad de El Carmen, en Jalisco.
Este es un libro muy recomendable para las personas interesadas en los estudios sobre el Apóstol Santiago, especialmente para los habitantes de alguna comunidad bajo su patronazgo, ya que le permitirá conocer de forma más amplia el origen de su devoción e incluso, de su comunidad. Creo que también sirve para ayudar a disipar el mito del «Santiago Conquistador», como una figura opresiva ya que, actualmente, el santo es el protector y auxilio de los habitantes de los pueblos, no un enemigo.
Sobre los autores
Araceli Campos Moreno, es doctora en literatura mexicana por la Universidad Nacional Autónoma de México (1997). Trabaja diferentes lineas de investigación, incluida el Culto de Santiago Apóstol. Desde 1994 es profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, donde imparte las asignaturas de Literatura Mexicana 3 y 4, además de la optativa de Narrativa oral tradicional.
Louis Cardaillac, nace en Francia en 1933. Licenciado en Letras Españolas (1957) y doctor en Historia por la Université Paul Valéry de Montpellier (1973) con la tesis Morisques et Chrétiens. Un affrontement polémique (1492-1640). Profesor en Francia y Túnez, en 1998 llega a la Universidad de Guadalajara y posteriormente se integra a El Colegio de Jalisco (2000-2015). A partir de 2011 residió en Cuernavaca, Morelos, para regresar a Francia, donde murió en 2015.
Bibliografía
CAMPOS, Areceli; CARDAILLAC, Louis. Indios y cristianos. Cómo en México el Santiago español se hizo indio. Universidad Nacional Autónoma de México-El Colegio de Jalisco-Editorial Ítaca, México, 2007. pp. 457.
¡Estamos de vuelta con los #LunesDeLibro ! Uno delos inconvenientes que se presentan al interesado en las Danzas de Moros y Cristianos, es que muchas veces es necesario analizar atentamente los materiales bibliográficos, ya que los títulos muchas veces no nos refieren a este tema, es decir, solamente una parte del libro aborda nuestro tema. El texto que vamos a reseñar el día de hoy es precisamente un ejemplo de esta situación, que es la que prevalece en la mayoría de los casos.
Portada Entre los hombres y las deidades. Las danzas del Totonacapan.
Francisco Acosta Báez, uno de los autores.
El libro es una antología de artículos, algunos publicados anteriormente, compilados por Rubén Croda León, que comprenden desde la década de los 80 hasta el 2005, año de su publicación. El texto forma parte de la colección «Fiestas populares de México» , una publicación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través de la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas, y tuvo un tiraje de 2000 ejemplares. Es muy sencillo encontrarlo y su costo bajo, entre $68.00 y $85.00 pesos mexicanos.
La región del Totonacapan comprende una zona al norte del estado de Veracruz, alrededor de Papantla. Es posible que nos demos una idea de los temas que se abordan en el libro si sabemos que en aquellos pueblos se practican Danzas de Moros y Cristianos, aún así, para el investigador que inicia podría no ser tan evidente.
La sección que es relevante para nuestro objeto de estudio se titula Danzas de conquista y cristianización, en la que encontramos los artículos de Alejandro Medina Jiménez, Origen de la danza de moros y españoles; de Manuel Álvarez Boada, Danza de moros y españoles (1992) y Danza de santiagueros (1992); y el de José Xochihua Ibarra, La danza de los santiagueros (1990). Mención aparte merece el texto Danza de los ormegas, de Zeferino Gaona Vega y Francisco Acosta Báez. Cada artículo se acompaña de una fotografía en blanco y negro que ilustra la danza.
Danza de Moros y Españoles
La información respecto a esta danza es un poco confusa entre los dos artículos, en uno se menciona que en ella aparecen tres bandos, siendo el tercero los «tocotines», los indios, encabezados por Moctezuma Xocoyotzin y que pertenecen al bando de los moros y los «españoles» estarían dirigidos por Cortés, es decir, se trataría de una Danza de Conquista. Sin embargo, en el segundo artículo, este detalle no se menciona y sí se habla de dos bandos bien diferenciados. Es probable que se trate de representaciones de comunidades diferentes y por ello se encuentre esta discrepancia. Dependiendo la versión podríamos considerarla como una Danza de Moros y Cristianos.
Danza de Santiagueros
la presencia de Santiago y el uso de la máscara de cintura en forma de Caballito es distintiva de esta danza en la región, así como la clara diferenciación entre los dos bandos. La presencia de personajes característicos de la danza de Moros y Cristianos es importante: Pilatos, Sabario, Callitsin o Callintse; mismos que aparecen en la región de Veracruz y la sierra de Puebla. Es indudable que se trata de una Danza de Moros y Cristianos.
Danza de ormegas
Esta es una danza particular, el nombre no es un término común para referirse a las danzas de Moros y Cristianos, sin embargo hay presencia de personajes comunes en los Moros y Cristianos: Santiago, Callíntsin, Sabario, Pilatos, etc. Además de referir a la lucha entre el Apóstol Santiago y los Moros. En el texto se menciona la presencia de un personaje referido como «Akcharrión», que en otro sitio se asocia a la Danza de Santiagueros. Aún cuando haría falta una revisión más amplia de la información, podríamos considerarla como una Danza de Moros y Cristianos y de paso, podemos agregar una denominación más al conjunto de nombres de Danzas de Moros y Cristianos.
Como mencionamos al inicio, este libro no trata propiamente de las Danzas de Moros y Cristianos, sin embargo brinda información importante para el investigador de este tema.
Sobre los autores
Rubén Croda León, antropólogo especialista en la región del Totonacapan, trabajó en el Instituto Veracruzano de la Cultura en el área de Desarrollo Cultural Regional, ha participado en diferentes libros y artículos sobre la cultura de Veracruz, como CUANDO VIENEN LOS MUERTITOS. Los espíritus llegan con hambre y sed (2015), Veracruz. Fiesta Viva (2010), Los viejos. Xiloxuchitl, Tantoyuca, para el número 16 de los Cuadernos del Patrimonio Cultural y Turismo (2006).
Alejandro Medina Jiménez, colaborador de la Dirección General de Culturas Populares, autor del cuadernillo Cultivo del café, Unidad Regional Papantla de la DGCP; traductor del relato La víbora nauyaca, para el artículo Relatos totonacos, del sitio web Mexicanísimo.
Manuel Álvarez Boada (+), antropólogo y etnomusicólogo egresado de la Universidad Veracruzana*. Especialista en música de la Huasteca, autor del libro La música popular en la Huasteca Veracruzana (Premia, 1985).
José Xochihua Ibarra, promotor cultural de la Unidad Regional Norte de Veracruz, Dirección General de Culturas Populares e Indígenas*. Autor del artículo «Los dos hermanos y el rey de los Satanases» en el número 8 de Apuntes sobre Cultura Popular (1982), de la Unidad Regional de Veracruz. Fue integrante del grupo Talahkgonin, que enseña a tejer estrellas de palma de uso ceremonial en ritos totonacas a miembros de las comunidades de la región de Tajín.
Zeferino Gaona Vega, autor de los libros Qostanlhin xala pakxtu = Danza de voladores de la sierra (1990) y Danza de San Miguelitos (1990), ambos publicados por la Dirección Regional del Norte de Veracruz de la Dirección General de Culturas Populares; y del artículo La música y la danzade Lakapíjkuyu en el número 85 de Antropología. Boletín oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (2009).
Francisco Acosta Báez, director y fundador del Centro de Artes Indígenas (CAI), miembro de Teatro Comunidad Tecom A.C.,
Bibliografía
CRODA LEÓN, Rubén, (comp.), Entre los hombres y las deidades. Las danzas del Totonacapan, Fiestas Populares de México, Dirección General de Cultura Populares, México, 2005, pp. 180.
Antes de terminar la semana, presentamos la #FotoDeLaSemana, que en esta ocasión nos muestra una de las danzas más interesantes que hemos tenido oportunidad de presenciar.
En la imagen vemos a algunos integrantes de la danza de los Chilolos, que en esta comunidad tiene un tinte particular. Los Chilolos son una danza con una fuerte influencia mixteca; en general, en la danza de los Chilolos participa también un danzante vestido como jaguar (que sí participa durante el carnaval) pero no en esta comunidad, donde los Chilolos son una variante de la danza de Moros y Cristianos.
La cofradía que visitamos es la del Barrio de Santo Domingo, en Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca, México. Ya hemos mencionado la otra danza que se presenta en esta comunidad, los Chareos, con los que tienen cierta interacción durante la procesión. El origen de la danza está perdido en el tiempo, aunque se asume de antiguo y anterior a los Chareos. Al igual que otras danzas de Moros y Cristianos, los Chilolos también realizaban una representación dialogada, pero ya tiene un tiempo que no la presentan ya que los diálogos de la misma están en idioma mixteco y la mayoría de las personas ya no la habla. También se están perdiendo los nombres de los personajes que intervienen, aunque los danzantes más grandes recuerdan aún algunos.
La danza es acompañada por música de flauta, interpretada por el pitero, y por tambor. Está organizada en dos columnas aunque no están separados en Moros y Cristianos aunque hay un personaje Moro en cada columna. El vestuario está compuesto de un traje gris de manga larga con dos bandas rojas en los puños, un pantaloncillo del mismo color con las mismas bandas a la altura de las rodillas; un saco de tela en color café, con dos bandas de tela de diferente color cruzadas sobre el pecho; mascadas para cubrir los hombros y la cabeza; cintas con cascabeles en las piernas, puestas sobre calzas rojas; sombrero adornado con plumas; espada, con una mascada amarrada, en la mano derecha; pequeña bandera roja en la mano izquierda; y por supuesto, la máscara en color rojo, que es el particular de esta danza. Hay otro elemento del traje que no se alcanza a observar bien en la foto, pero los Chilolos llevan una coleta de pelo de toro que asoma por detrás del sombrero, esta varía su longitud en función de la edad del danzante. Sobre el traje de los Moros, que alcanzan a observarse en la imagen, hablaremos en otro momento. Además existe el personaje de Santiago, que viste como los Chareos.
Vale la pena detenernos un poco en el sombrero. Ya mencionamos que van adornados con plumas, en algunos casos se colocan plumeros, pero hay otro detalle importante. Los sombreros son endurecidos, aparentemente con pintura, además de que el ala se recorte con pequeños semicírculos, lo que termina dándole al sombrero, la apariencia de una aureola o resplandor. Además se coloca una estructura de madera para sostener los adornos de plumas.
Chilolos del Barrio de Santo Domingo en Santiago Juxtlahuaca. La imagen es propiedad del Centro de Documentación de Danzas de Moros y Cristianos San Bartolo Cuautlalpan. Todos los Derechos Reservados. La imagen puede utilizarse citando la referencia completa.