Máscaras tradicionales de México.

En este #LunesDeLibro vamos a revisar un texto muy importante para el estudio de las máscaras en nuestro país y, a partir del mismo, conoceremos un poco más de las máscaras que se utilizan en las danzas de Moros y Cristianos, todo ello de la mano de la Dra. Ruth D. Lechuga.

Portada Máscaras Tradicionales de México
Ruth D. Lechuga, San Antonio el Doctor, Querétaro, 1977, No. de inventario ARL_N16589_QRO, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm., D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga / Fundación Ajaraca A.C.

No es posible hablar sobre las máscaras mexicanas sin mencionar a la doctora Ruth Deutsch Lechuga, coleccionista y pionera en la investigación del arte popular, así como en la documentación de diferentes aspectos de la vida cotidiana de las comunidades, a través de las imágenes que capturó durante sus viajes por varios rincones de nuestro país. Su vasto acervo fotográfico se encuentra bajo custodia de Fundación Ajaraca (https://www.fundacionajaraca.org/) y es un testimonio de manifestaciones sociales y culturales, algunas ya desaparecidas, el cual nos permite conocer un poco más acerca de los pueblos y de su gente.

Antes de comenzar, hablemos brevemente sobre la fotografía que ilustra esta reseña, cortesía de Fundación Ajaraca. En ella podemos observar a la Dra. Lechuga rodeada de personajes enmascarados en San Antonio El Doctor, en el estado de Querétaro. De acuerdo con la información publicada en una fotografía de la misma serie, disponible en el sitio web de la fundación, estos personajes representan a diablos y acompañan las procesiones de Semana Santa. Puede visitar esta imagen dando clic aquí.*

Máscaras tradicionales de México cuenta con una edición y fue publicado por el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS) en 1991, con un tiraje de 2000 ejemplares. La presentación de la obra está a cargo del Dr. Enrique Álvarez del Castillo, director de la institución entre 1991 y 1993, donde manifiesta el interés del banco en difundir y rescatar la cultura del país. Este texto se puede consultar con relativa facilidad en bibliotecas, aunque para conseguir un ejemplar es necesario recurrir al mercado secundario. En Internet puede encontrarse con precios entre los 60 USD y 180 USD más envío; también puede buscarse en librerías de ocasión y especializadas con precios similares, alrededor de $1,300 MXN.

Dentro de las diferentes categorías del arte popular, las máscaras ocupan un lugar destacado ya que no se limitan al objeto en sí mismo, sino que trascienden a partir de su uso en danzas, fiestas y carnavales. La importancia de la máscara queda manifiesta desde la introducción, donde la autora nos menciona que «Cuando el individuo deja a un lado sus máscaras personales, para actuar como exponente de las manifestaciones culturales de la sociedad, la máscara se convierte en revelación de la esencia del grupo que representa. En este momento deja de ser expresión facial individual y se recurre a la careta elaborada especialmente para cada ocasión.«1, es decir, las máscaras se vuelven la faceta representativa de las tradiciones.

El libro abarca en cuatro capítulos los aspectos más notables para conocer la relevancia e historia de las máscaras en México. El capítulo 1, Las máscaras desde tiempos prehispánicos, es corto y nos muestra la transición entre el origen y el uso de las máscaras entre las culturas originarias y los primeros años del periodo colonial. Es aquí, en un momento tan temprano del texto donde queda asentada la importante relación entre la máscara y la danza, al señalar que «Durante las ceremonias religiosas y también en algunas ocasiones festivas se ejecutaban numerosas danzas. En todas ellas se hizo amplio uso de máscaras que representaban toda clase de animales, personas de otras tierras, viejos y muchos más«2. A partir de la conquista de Tenochtitlan, el periodo colonial se recorre en unos pocos párrafos, pero nos detenemos en dos puntos clave para nuestro análisis: la mención de la danza de los Moros y Cristianos, como parte de los festejos realizados por los españoles y su rápida difusión y adaptación por parte de los indígenas; y la imagen que representa a un Moro en una parte del «Biombo del palo volador», exhibido en el Museo de América, en Madrid, España.

El capítulo 2 es el más amplio, no es sorprendente ya que en él se habla de La máscara en el México contemporáneo. Aquí se presentan las máscaras utilizadas en las diferentes danzas y representaciones que la autora pudo ver y documentar directamente. Para abordar un panorama tan amplio, el capítulo se presenta a partir de ejes temáticos: danzas de los viejos, de animales, el tigre (la cual recibe un apartado especial), de homenaje y catequizantes, ciclo agrícola, por mencionar algunas, además de las «Danzas de moros y cristianos y sus derivados» siendo el contenido donde pondremos particular atención.

A partir de la descripción de las danzas de este tipo, la autora propone catalogarlas como el ciclo de infieles y cristianos3, debido a la variedad de temas englobadas dentro de los «Moros y Cristianos», donde la categoría de «Moros» queda rebasada al incluir a los enemigos representados por indios, judíos, diablos, etc., siendo la conclusión en todas ellas la misma: la conversión y bautizo de los infieles y el triunfo de los Cristianos.

A continuación la autora hace referencia a distintas danzas y sus principales características, además de señalar que el nombre con el cual se conocen usualmente tiene relación con algún aspecto determinado de cada una de ellas, surgiendo así los Moros Cabezones, los Santiagueros, los Chareos, Pilatos, Archareos, Alchileos, Medias Lunas, Santiagos, además de los Doce Pares de Francia, entre otros. Si bien las danzas de Moros y Cristianos están ampliamente difundidas en todo el territorio nacional, el texto pone especial énfasis en comunidades ubicadas en Chiapas, Guerrero, Puebla, el Estado de México, Oaxaca, Jalisco y un par de menciones puntuales a Colima, la zona del Bajío y Veracruz.

Al avanzar en la lectura, es posible identificar el uso de varias categorías que nos remiten a la clasificación de danzas propuesta por Arturo Warman en su texto La danza de Moros y Cristianos (SepSetentas, 1972)4, aunque no se menciona explícitamente: espectáculos de masas, ciclo de moros y cristianos, ciclo carolingio5, danzas de conquista, tastoanes y danza de concheros.

Nos parece oportuno señalar una situación ya comentada en nuestra introducción al estudio de las máscaras en las danzas de Moros y Cristianos y que la autora señala expresamente: no en todas estas representaciones se utilizan máscaras. En este sentido habla del caso de las Morismas en Zacatecas y algunas danzas donde muchos cristianos no portan máscaras, o utilizan yelmos, o Santiago suele representarse con el rostro descubierto. Sin lugar a dudas, es necesario mencionarlas aunque no abunda en ellas, toda vez que el tema del libro son las máscaras.

El capítulo 3, trata de los personajes fundamentales para las máscaras, sus creadores. El mascarero y su trabajo nos presenta nombres y testimonios de varios artesanos con los que la Dra. Lechuga tuvo contacto , además de las diversas técnicas y materiales: madera de copal, copalillo y clavelino, entre otras; cuero, cera, papel, cartón y hasta metal son los materiales transformados en las hábiles manos de los mascareros. Su importante labor contrasta con las necesidades cotidianas, donde muchos de ellos deben alternar esta actividad con las labores del campo o sus empleos en las ciudades aunque, poco a poco, la mayor demanda de máscaras por parte de coleccionistas y otros mercados ha permitido que algunos artesanos se dediquen de tiempo completo a su elaboración aunque ello implique la creación de piezas meramente decorativas sin descuidar la producción de máscaras tradicionales para cubrir la demanda local.

De este capítulo llama nuestra atención la mención del rostro pesado que se utiliza en la danza de los Alchareos, en San Martín de las Pirámides, Estado de México. Este objeto se elabora con aluminio y fierro, con un peso cercano a los 5 Kg. En contraste, se tiene el rostro liviano, elaborado en fibra de vidrio y con un peso mucho menor, que se utiliza cuando la danza tendrá una duración larga6. Este cambio en los materiales, de usar fibra de vidrio en lugar de madera, es una muestra de la convivencia entre la tradición y la modernidad.

El rostro de la máscara es el último capítulo del libro, donde se habla de las características y las funciones de la máscara. En este sentido, la autora retoma una de las ideas iniciales del texto «La máscara, como objeto separado de su función, puede ser una obra de arte, una escultura de gran mérito estético. Sin embargo, se trataría de un arte estático, desconectado de su propósito real. Por otro lado, como parte de la indumentaria y en el contexto de la danza, la máscara, aun sin movilidad facial propia, adquiere expresiones diferentes, de acuerdo con los movimientos de su portador «7. Y a partir de esta idea nos expone diferentes tipos: con detalles, sencillas, muy elaboradas, totales, parciales, más grandes que el mismo rostro del portador o incluso, más pequeñas. El cierre del libro es la parte más profunda de todo el texto porque nos adentra en las funciones que las máscaras pueden tener y que pueden abordarse desde diferentes disciplinas y a partir de la experiencia de los danzantes, compartidas en este apartado, por lo que el texto refleja la conexión que tuvo la Dra. Lechuga con las personas que conoció.

Un ejemplo sobre las diferentes funciones de las máscaras, más allá de su uso en las danzas, lo encontramos en el caballito utilizado en la danza de los Santiagueros de Cuetzalan, Puebla. Según Donald Cordry, es un objeto con un matiz sagrado al que se le debe proporcionar agua y maíz mientras se encuentra en custodia del danzante que interpreta a Santiago a fin de evitar su escape del pueblo8.

Si bien el texto se encuentra repleto de narraciones y anécdotas contadas a la autora o vistas por ella misma, es en este capítulo donde se hace un análisis formal y se retoman varios elementos comentados en las páginas anteriores, permitiendo que el viaje hecho desde los antecedentes y uso de las máscaras en el mundo prehispánico hasta la década de 1980, tenga una conclusión y nos permita visualizar nuestras máscaras y danzas con otros ojos. A pesar de la distancia temporal entre la publicación del libro y nuestros días, el texto continúa vigente y es una referencia importante para un estudio sobre este tema, porque como la autora dice al finalizar, estamos hablando de una cultura viva, no se detiene y cambia conforme las necesidades, las creencias y los medios disponibles lo permiten.

El libro está profusamente ilustrado, con 123 imágenes a color y en blanco y negro, abarcando la amplia variedad de temas que hemos revisado. Entre estas fotografías se incluyen: 1 es una máscara de Tastoanes, 2 del Carnaval de Huejotzingo y 8 relacionadas directamente con las Danzas de Moros y Cristianos, incluyendo la mostrada en la portada, correspondiente a la danza de Los Doce Pares de Francia de Mexicaltzingo, Estado de México9.

Al hablar de las fotografías, es necesario dedicar un espacio a una persona importante en la concepción de este material, el Sr. Enrique Franco Torrijos, fotógrafo y amigo de la Dra. Lechuga, de quien se incluyen 39 fotografías en el libro, en su mayoría de piezas de colección o de objetos fijos. Además de su aportación gráfica, redactó la semblanza de la autora, misma que aparece en la solapa. Como nota personal, tuvimos ocasión de compartir una visita con el Sr. Franco y las historias y anécdotas que compartió nos permiten entender mejor su colaboración en este texto.

A partir de la revisión del libro, encontramos un par de detalles que nos parece oportuno mencionar. Las referencias de las imágenes 46 y 47 se encuentran invertidas. La imagen 46 se encuentra en la página 59 y corresponde a la danza de los Moros de Texistepec, Veracruz. La imagen 47 se encuentra en la página 60 y corresponde a la danza de los Archareos. Así mismo, el nombre de la comunidad donde se practica esta danza aparece como «San Francisco Mazapan, estado de México», siendo el correcto «San Francisco Mazapa, Estado de México». Por otro lado, la referencia de la imagen 2, Pintura rupestre, indica que se encuentra localizada en las Grutas de Juxtlahuaca, Oaxaca. Estas grutas se localizan en la comunidad de Juxtlahuaca, en el estado de Guerrero10.

Tal como se comentó al inicio, este libro es una referencia importante y necesaria para adentrarnos no solo al mundo de las máscaras, sino también al de las danzas. Sin volverse un catálogo o un diario pormenorizado de una u otra, nos da elementos suficientes para entender mejor las manifestaciones culturales de los diferentes pueblos y grupos de nuestro país. La obra está respaldada por una extensa bibliografía, por pláticas y entrevistas con varios personajes sin mencionar que es producto de los viajes, las investigaciones y la invaluable experiencia de la Dra. Ruth D. Lechuga.

NOTAS

  1. Pág. 9.
  2. Pág. 15
  3. Pág. 54.
  4. Puede consultar nuestra reseña de esta obra dando clic aquí.
  5. Para Warman, los Moros y Cristianos propiamente dichos, incluyen al ciclo histórico, al carolingio y al de Santiago.
  6. Pág. 122 y 127.
  7. Pág. 131.
  8. Pág. 146. Si bien este cuidado del caballito, no es exclusivo de Cuetzalan.
  9. Además de aparecer nuevamente en el interior. P. 139.
  10. CABRERA GUERRERO, Martha. Las grutas de Juxtlahuaca. Santuario al dios olmeca del maíz, Gobierno del estado de Guerrero, México, 2017, p. 26. Consultado en línea <Recuperado de https://issuu.com/muva/docs/libro_grutas_final.final&gt;

*Enlace actualizado.

Sobre los autores

Ruth Deutsch Reiss, nació en Austria en 1920. En 1939 su familia llega a México buscando refugio ante la persecución que sufrieron en Europa en los albores de la 2da Guerra Mundial. Estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México y se naturalizó como mexicana en 1954. En 1949 comenzó a acompañar a su padre en sus viajes por el país, recorriendo comunidades apartadas y conociendo su cultura y artesanías, de ahí nace su pasión por el arte popular. Contrajo matrimonio con el Dr. Carlos Lechuga Vergara, con lo que comenzó a ser conocida como Ruth D. Lechuga. Fue directora del Museo de Arte e Industrias Populares, asesora técnica del Fondo Nacional para las Artesanías y secretaria para los países latinoamericanos den el Consejo Mundial de la Artesanía, de la UNESCO. Autora de El traje indígena de México y La indumentaria indígena, entre otros, además de varios artículos. Falleció en su casa de la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2004.

Enrique Franco Torrijos, nació en la Ciudad de México en 1930. Fotógrafo. Realizó estudios de Antropología Maya en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Ha escrito y participado en numerosos libros, entre ellos El Insólito Paisaje Mexicano, Kohunlich, una ciudad Maya del Clásico Temprano e Islas, silentes centinelas de los mares mexicanos. Actualmente es Socio Director en Franco Torrijos y Asoc. Editores.

Bibliografía

DEUTSCH LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991. pp. 157.

Información de las fotografías

Fotografía de la Dra. Ruth D. Lechuga, cortesía de Fundación Ajaraca A.C. Agradecemos a Fundación Ajaraca y a su Directora Ejecutiva, Brenda Chávez Molotla, su apoyo.

Información de las biografías.

  • Subasta de fotografía, jueves 9 de noviembre del 2017, Catálogo, Morton Subastas, México, 2017, p.22.
  • Perfil de Enrique Franco Torrijos en LinkedIn. https://www.linkedin.com/in/enrique-franco-torrijos-b529a070/
  • FRANCO TORRIJOS, Enrique, Semblanza de la Dra. Ruth D. Lechuga, en DEUTSCH LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991.

Agradecimientos especiales

  • María del Rosario Trejo Quintero
  • Karen Elizabeth Casasola Gómez
  • María Raquel Gómez Tello

Máscaras mexicanas. Simbolismos velados.

Este #LunesDeLibro continuamos adentrándonos en el interesante y amplio mundo de las máscaras a través de otro catálogo, donde podremos ver buenos ejemplos de las máscaras que se usan en las Danzas de Moros y Cristianos, entre otras.

Como ya lo mencionamos, este texto es el catálogo de la exposición del mismo nombre, que se presentó del 25 de agosto de 2015 al 26 de abril de 2016, en la galería de Palacio Nacional en la Ciudad de México. Originalmente la muestra estaba programa hasta diciembre de 2015, pero la gran afluencia de visitantes permitió que se extendiera unos meses más. Posteriormente se presentó del 29 de junio al 30 de octubre de 2016 en el Museo Regional de Antropología de Yucatán, conocido también como Palacio Cantón, en la ciudad de Mérida. Hubo importantes diferencias entre ambas muestras, ya que en la ciudad de México se contó con la exhibición de 450 piezas, provenientes de 40 colecciones nacionales, mientras que en la exposición en Mérida se presentaron 157 piezas1.

El catálogo fue editado en 2015, preparado para la exhibición de la Ciudad de México, curada por Sofía Martínez del Campo Lanz, que además escribe uno de los ensayos incluidos en el catálogo, además de los presentados por otros autores como Eduardo Matos Moctezuma, Silvia Seligson, Miguen Ángel Rubio Jiménez, René Bustamente y Gabriela Jáuregui. La obra tuvo una sola edición, editada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, con apoyo de la Presidencia de la República, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la Secretaría de Educación Pública y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, aunque no se tiene información del tiraje. Es una obra de muy fácil consulta: se encuentra en varias bibliotecas; para compra el precio ronda los $600 MXN; y se encuentra disponible para descarga gratuita en la mediateca digital del INAH (puedes descargarlo dando clic AQUÍ)

La semana pasada comenzamos a revisar los textos sobre máscaras con el catálogo de la exposición La tierra y el paraíso. Máscaras mexicanas, que se presentó en Bélgica en 1993, mostrando 400 piezas de las colecciones de Rafael Coronel. Sin hacer una comparación directa, consideremos la gran riqueza y diversidad que presentó en Máscaras mexicanas. Simbolismos velados, no tanto por el número de objetos en exhibición, sino por el origen de las mismas: 40 colecciones diferentes; esto aunado al número de articulistas que colaboran en la redacción del catálogo, crea una pluralidad de ideas y visiones que crean una mirada fresca a la investigación sobre las máscaras en México y que conviven a través de la curación de la exposición. Insisto en que no se trata de una comparación directa, cada exposición nos habla de su tiempo, de los recursos y de sus objetivos; en conjunto, ambos catálogos nos ayudan a entender el fenómeno de las máscaras mexicanas.

La primera parte del libro corresponde a los valiosos ensayos de los autores que hemos señalado. El texto de Miguel Ángel Rubio Martínez, «Rostros de la diversidad», es el que aborda, de forma breve, las Danzas de Moros y Cristianos, señalando la convivencia de personajes que representan a los paladines de cada bando, así como de diferentes tipos de «Mahomas», todo como resultado de la apropiación y transformación de las danzas por parte de las comunidades de México.

La segunda parte del texto es el catálogo de la exposición, dividida en 5 temas, con fotografías a color de cada una de las piezas, señalando la información técnica de cada una (# de pieza, nombre, uso, procedencia, materiales y técnica de elaboración, dimensiones y colección), además de un breve texto que contextualiza la pieza. Al ser una exposición sobre las máscaras en general, las piezas son muy diversas: piezas prehispánicas, máscaras mexicanas, máscaras del mundo y piezas de arte contemporáneo que tienen por tema las máscaras. Cada sección temática de la exposición inicia con un breve texto que da inicio a la misma.

La sección que nos resulta de mayor interés para nuestro espacio es el cuarto; La máscara, el rito y la fiesta, que comienza con una cita de Ruth D. Lechuga, una de las grandes investigadores de las artes populares y de las máscaras en nuestro país. En esta sección se incluyen las máscaras y algunos trajes de las danzas y bailes populares; sobre Moros y Cristianos se presentan 23 piezas y algunas más de Tastoanes. También se incluye una ilustración muy interesante de Olga Costa, titulada «Guerrero a Caballo», en la sección 5, «El arte y la máscara».

Es un libro muy recomendable, sobre todo a partir de su amplia disponibilidad, sin dejar de mencionar las piezas que se exhiben y los textos que las acompañan. Si bien no me parece que sea uno de los primeros que recomendaría para abordar el tema de Moros y Cristianos, ya que en realidad tratan muy poco el tema, es bueno para admirar las máscaras relacionadas con el tema y que provienen de diferentes colecciones, siendo este el punto de partida para conocerlas.

Notas:

  1. De acuerdo con la información publicada en mediateca del INAH, fueron 157 piezas, sin embargo hubo un medio (México es cultura) que informó que se presentaron 450 piezas. Es probable que se hayan referido a la muestra de Ciudad de México.

Sobre la curadora

Sofía Martínez del Campo Lanz, licenciada en restauración de bienes muebles por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (1989). Ha desempeñado diferentes cargos dentro del Instituto Nacional de Antropología e Historia, restauradora de piezas arqueológicas, Coordinadora del Proyecto de Conservación Máscaras Funerarias y Presidente del Consejo de Conservación-Restauración de Monumentos Muebles e Inmuebles por Destino. Actualmente es investigadora en la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones. Es autora de Rostros de la divinidad: los mosaicos mayas de piedra verde (2010), y coordinadora de Códice maya de México antes Grolier (2018) y La máscara de Malinaltepec (2010).

Bibliografía

MARTÍNEZ DEL CAMPO, Sofía. Máscaras mexicanas. Simbolismos velados, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 2015, pp. 339.

Información de la biografía:

Referencias:

La Tierra y El Paraíso. Máscaras Mexicanas.

Este #LunesDeLibro comenzamos con la primera obra que aborda el tema de las máscaras de las diferentes danzas de México. No se trata del primer libro que se escribió sobre el tema pero es uno que nos permite observar una muy amplia galería de objetos y darnos una idea del inmenso panorama que tenemos por delante.

La Tierra y el Paraíso. Máscaras Mexicanas es el catálogo de la exposición del mismo nombre, que se presentó en el Palacio de Bellas Artes de Charleroi, Bélgica, como parte del festival internacional Europalia 93, en el que México fue el país invitado. Las piezas que se exhibieron provienen de la colecciones del pintor Rafael Coronel: la del museo homónimo en Zacatecas, así como de su colección personal. Además de esta exposición, Europalia 93 presentó cientos de actividades durante los tres meses que duró el evento, mostrando las artes y la cultura de México; algunas de estas actividades continuaron de gira por Europa al término del festival.

Existen dos versiones del catálogo, primero fue publicado en francés y posteriormente, bajo el patrocinio de la Aseguradora Obrera, se publicó en español; ambas versiones fueron impresas en Bélgica en 1993, aunque no encontramos información sobre el tiraje. Una diferencia entre ambas, además del idioma, es que el logo de la aseguradora, que también patrocinó la exposición durante el festival, aparece en la portada de la versión en español, estando ausente en la versión en francés. Aparentemente el único ejemplar para consulta se encuentra en la Biblioteca Nacional de México, no localizamos este título en otras bibliotecas a partir de una búsqueda en las bases de datos. Para compra, es más sencillo localizar la versión en francés con precios que varían desde los €15 hasta los €60, sin contar el costo de envío. La versión en español podría rondar los $1,200.00 MXN.

Como ya mencionamos, esta publicación es el catálogo de la exposición que presentó cerca de 400 máscaras, de las 14,000 que componían en ese momento la colección, por lo que la segunda parte del libro corresponde a las fotografías individuales de cada pieza, en blanco y negro. Cada máscara es acompañada de información sobre ella, señalando material, técnica, medidas, procedencia y época, además del tipo de danza o fiesta en que se usa.

La primera parte del libro inicia con las palabras protocolarias de Alfredo del Mazo y Jacques Groothaert, Comisarios Generales de Europalia 93, y del Director de Exposiciones del Palacio de Bellas Artes de Charleroi, Laurent Busine. El propio Rafael Coronel comienza el contenido formal del libro con una narración sobre la conformación de la colección, de su vida y sus sueños alrededor de las máscaras; es una forma de adentrarnos al mundo que vamos a descubrir en las páginas siguientes. Un poco más adelante, Juan Coronel, hijo de Rafael Coronel, nos entrega un texto titulado «Zoología indígena» donde da cuenta del uso de las máscaras y su transformación antes y después de la conquista, para terminar con una enumeración pormenorizada de las máscaras de animales y sus usos. El tercer texto incluido en este catálogo es el más amplio y es el que nos da un acercamiento más formal al estudio de las máscaras, tratando temas como ¿Qué es una máscara?, psicología y religión, técnicas de manufactura, clasificación de las máscaras y una descripción de diferentes tipos de danzas, fiestas y representaciones donde se utilizan. Este último texto es una transcripción del material elaborado para una exposición de máscaras presentada en el Museo Universitario de Ciencias y Artes en 19811, con pequeños cambios y adiciones. Entre estos textos se intercalan algunas láminas a color de las piezas más relevantes de la exposición, señalando el número de identificación de cada una para localizarlas en el catálogo.

Este libro es una excelente forma de introducirnos al estudio de las máscaras, especialmente del tema que aquí nos ocupa ya que nos presenta más de 40 imágenes de máscaras usadas en las danzas de Moros y Cristianos; ninguno de los libros sobre máscaras que hemos revisado en la conformación de nuestro acervo presenta tan amplia variedad como este. Además de eso, se incluyen algunas piezas muy antiguas, como la que mostramos en la siguiente imagen.

Máscara de Santiago. Danza de los Santiagueros. Siglo XIX. La imagen es propiedad de Foundation Europalia International, se muestra con fines de divulgación e ilustración.

Hay algunos puntos que se pueden discutir sobre este material. En primer lugar, me pareció un poco decepcionante que se haya utilizado un texto editado anteriormente (¿Qué es una máscara?), sin duda se trata de una investigación de calidad pero creo que la magnitud del evento bien valía la pena la integración de una nueva investigación. Aún cuando una primera revisión del texto no nos da elementos suficientes para afirmarlo, algunas máscaras podrían estar mal catalogadas, una situación común con este tipo de materiales2. Este catálogo también es útil actualmente si se visita el museo Rafael Coronal, ya que en algunas piezas no cuentan con cédula; aunque no recomendaría llevarlo consigo al museo, podría revisarse antes o después de la visita. A pesar del tiempo que ha pasado, es importante seguir consultando estos materiales para revisarlos y actualizar la información en caso de ser necesario o bien, tener testimonio de la existencia de algunos objetos que pudieron haber desaparecido; mucho ha cambiado en los 27 años que han pasado desde la edición de este catálogo.

Notas:

  1. Sobre este libro hablaremos próximamente.
  2. Como lo mencionamos en el texto introductorio al tema de las máscaras en las Danzas de Moros y Cristianos, que algunas máscaras suelen tener más de un uso.

Bibliografía

-, La tierra y el paraíso. Máscaras mexicanas. Charleroi, Palais du Beaux-Arts-Aseguradora Obrera, Europalia 93, Bruselas, 1993, pp. 228.

Fotografía de Rafael Coronel: