El Acervo fotográfico Ruth D. Lechuga es Memoria del Mundo

Hay un mundo que ya no existe, pero podemos conocerlo gracias a los ojos y la sensibilidad de aquellas personas que dejaron testimonio de su paso por él.

Tenemos el gusto de felicitar a todo el equipo que integra Fundación Ajaraca A.C., custodia del acervo fotográfico Ruth D. Lechuga, por el reciente nombramiento de este archivo como parte del Registro Memoria del Mundo de México UNESCO.

Sigan con su maravilloso trabajo de conservación y difusión, para que cada vez más mexicanas y mexicanos conozcan el trabajo de la Dra. Lechuga y puedan observar un pedacito de ese México que sigue vivo en nuestras fiestas y tradiciones.

Foto de la Semana: Ejército de Moros.

La #FotoDeLaSemana es nuevamente cortesía de Fundación Ajaraca A.C., asociación encargada del resguardo y difusión del archivo fotográfico de la Dra. Ruth D. Lechuga, una de las principales investigadoras de la cultura popular. En el sitio web de la fundación (https://fundacionajaraca.org) podrán explorar una vasta galería que nos permitirá descubrir un poco del México que recorrió, además de conocer de qué forma pueden apoyar a conservar su trabajo.

Ruth D. Lechuga, Nahua, Soledad Atzompa, Veracruz, 1976-1979, No. de inventario ARL_N18654_VER, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm., D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga /

La imagen que presentamos el día de hoy es muy importante ya que no hay referencias explícitas a la danza en esta comunidad en la bibliografía sobre Moros y Cristianos, además de ser un ejemplo de la relevancia del archivo de la Dra. Ruth D. Lechuga, poder acercarnos a expresiones culturales poco conocidas y contar con un testimonio de su ejecución.

Soledad Atzompa, cabecera del municipio del mismo nombre, se encuentra en la zona montañosa del centro del estado de Veracruz. Es una población nahua con uno de los índices de marginación más altos del estado a pesar de ubicarse a tan sólo 30 km de la ciudad de Orizaba. La fotografía fue tomada en la década de 1970, posiblemente a inicios de febrero, durante la fiesta de la Candelaria, ocasión en que se presenta la danza de Moros y Cristianos. La danza aún se realiza y ha aumentado su participación a la festividad de Santiago Apóstol (25 de julio) y otras celebraciones de la comunidad, sin embargo continua sin ser documentada1.

Como vemos en la fotografía, el atuendo de los Moros se compone de nagüilla con fleco en la parte inferior, camisa con encaje en los puños y capa, todo en satén . En la cabeza se usa un gorro cónico del que cuelga una mascada o paliacate, y la máscara, posiblemente de madera, con barba. Hay dos personajes que destacan: el que porta la corona, que utiliza una vestimenta un poco diferente al cambiar la nagüilla y la camisa por una túnica de satén; y el que lleva la bandera. El traje de los Moros no ha cambiado de forma significativa, aumentado un poco la extensión de las capas y agregando una sobrecapa, ambas con ligeras decoraciones en lentejuela. En la imagen no podemos apreciar al bando Cristiano, pero actualmente su vestimenta se compone de nagüilla, camisa y capa, todo en satén, llevando un sombrero tipo tejana con fleco en el borde. Todos los personajes utilizan espadas o machetes, que usan durante los diálogos y el baile.

Si observamos con atención, podemos distinguir unas líneas blancas en el suelo. Estas líneas, trazadas posiblemente con cal, delimitan el espacio de la representación y se compone de un cuadrado de aproximadamente 12 metros por lado, con líneas que lo dividen en ocho partes. Al centro se coloca un círculo y líneas curvas marcan el encuentro de cada línea con los bordes del cuadrado.

Diagrama del espacio de la representación.

Para la representación, los danzantes se ubican alineados en lados opuestos del cuadrado, siguiendo las líneas cuando realizan el baile, como se puede observar en este video.

Sobre los personajes, en la foto encontramos a Pilatos, el que utiliza la corona, y al Almirante, el que lleva la bandera; a partir de ellos y después del análisis del video sabemos que está también Alchileo (o Archareo) y el Moro Capitán, aunque no sepamos si corresponde a alguno de los otros personajes que aparecen en la imagen. Por el lado de los Cristianos participa Vespaciano y Tito.

Tomando esta información y comparándola con la información publicada en los diferentes textos de Moros y Cristianos, podemos asumir que los personajes que integran la danza son:

CristianosMoros
TitoSultán
SantiagoMoro Capitán
VespacianoPilatos
NiñoAlmirante
AlférezAlchareo
Gentil
Tiberio
Personajes2

A pesar de que la identificación de estos elementos es importante para la documentación de la danza de Soledad Atzompa, aún no contamos con suficiente información para determinar cuál es la Relación (la historia) que presentan. Estos personajes aparecen en una gran variedad de representaciones y los fragmentos de texto que se pudieron rescatar del audio del video no bastan para relacionarlo con alguna otra danza que nos permita identificarlo.

La danza de Moros y Cristianos en Soledad Atzompa presenta particularidades importantes que no han sido estudiadas y documentadas formalmente, por lo que esperamos que esta publicación ayude en su difusión y sea el inicio de una investigación que nos permita conocerla más a fondo y darle su lugar entre las danzas de Moros y Cristianos de nuestro país.

NOTAS

  1. Para nuestro análisis se realizó una búsqueda de material disponible en la red encontrando solamente tres videos. Uno de ellos es de particular importancia ya que nos permitió identificar la información que presentamos en esta publicación.
  2. De acuerdo a la información presentada por Fernando Horcasitas en el Reto de caballería de los Reyes Moros.

Referencias

Agradecimientos

No podemos dejar de agradecer nuevamente a Brenda Chávez Molotla, Directora Ejecutiva de Fundación Ajaraca A.C., por su apoyo para la presentación de las imágenes del acervo de la Dra. Ruth D. Lechuga que hemos compartido en las últimas semanas. En el Centro de Documentación de Danzas de Moros y Cristianos «San Bartolo Cuautlalpan» nos sentimos honrados por la oportunidad que nos brindaron y esperamos que en el futuro podamos colaborar nuevamente en la difusión de su acervo.

¡Muchas gracias!

Foto de la Semana: Niño Moro.

En esta ocasión, nuestra #FotoDeLaSemana nos vuelve a llevar al importante acervo fotográfico de la Dra. Ruth D. Lechuga, resguardado por Fundación Ajaraca A.C. En su sitio web (https://fundacionajaraca.org) podrán ver esta y otras imágenes que nos muestran una parte de la riqueza cultural de nuestro país. ¡Visita la página y descubre cómo puedes apoyarlos en su labor de rescate y difusión!

Ruth D. Lechuga, Purépecha, Nahuatzen, Michoacán, 1964, No. de inventario ARL_N09744_MIC, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm. D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga / Fundación Ajaraca A.C.

La imagen que compartimos el día de hoy corresponde a un niño ataviado como Moro para la danza de Los Moros de Nahuatzen, comunidad localizada a 52 km de Pátzcuaro, a una hora de camino aproximadamente. El santo patrón de la comunidad es San Luis Rey, festividad que se celebra el 25 de agosto y en la que participa la danza de Moros, aunque también acompañan la celebración de la Asunción de la Virgen, el día 15 de agosto. Durante las celebraciones los Moros aparecen cabalgando y posteriormente descienden para bailar, ya sea en el atrio de la iglesia (donde realizan la mayor parte) o en calles o casas donde son invitados a pasar.

El elemento más representativo de esta danza es el tocado, que a manera de turbante o corona, tiene forma de cono y está elaborado con hoja de lata adornado con flores y otros detalles vegetales de colores metálicos1. El rostro del danzante esta oculto por una mascada sujeta al tocado, de modo que al retirarlo queda al descubierto. El danzante de la imagen es particular ya que además de la mascada lleva un velo para cubrir el rosto, el conjunto lo hace destacar.

El traje ha cambiado a lo largo de los años pero sigue manteniendo los mismos elementos básicos: pantaloneras, terminadas en punta a la altura de la rodilla y adornadas con galones y flecos; un pantalón que sobresale por debajo y lleva galones a la altura de los tobillos. Una amplia capa bordada cubre la espalda y los costados del danzante. Usan además una camisa y una faja o ceñidor, sin embargo estos elementos no son visibles al queda cubiertas por la larga mascada que cubre su rostro y la capa. En la mano izquierdo portan una pequeña cruz de madera adornada con varios listones de colores. Finalmente, calzan botas con espuelas, mismas que suenan animadamente cuando bailan al compás de la música, interpretada por banda de viento.

La Danza de los Moros es una de las más conocidas y documentadas de cuantas integran el repertorio de Danzas de Moros y Cristianos de México. Es probable que esto se deba a la alta difusión que se le dio durante el siglo XX al incluirla en las diferentes guías turísticas de México y particularmente con su inclusión dentro de los timbres postales de la serie Arquitectura y Arqueología que se emitieron entre 1950 y 19762. Sin embargo la mayor difusión la recibieron las danzas que se desarrollan en la región del Lago de Pátzcuaro3, zona tradicionalmente atractiva para el turismo nacional e internacional para admirar su belleza y sus diferentes costumbres.

Podemos señalar algunas diferencias para distinguir a las danzas de la región lacustre de las que se realizan en la zona del altiplano purépecha:

  • El turbante de la región purépecha es similar al que aparece en la imagen, mientras que en los alrededores de Pátzcuaro es un turbante mullido de seda, adornado con perlas y flores de papel.
  • La capa en la región lacustre es menos amplia y con forma cuadrada, adornada con cintas y un espejo al centro.
  • Alrededor del lago, los Moros usan un pequeño delantal y una sarta de pescaditos de plata o metal. Esta es sin duda una referencia muy importante al estilo de vida de los pueblos pescadores y es un elemento que no está presente en las danzas de la región purépecha.

De acuerdo con Electra Mompradé y Tonatiuh Gutiérrez, algunas danzas prescinden de los Cristianos ya que los Moros suelen ser mucho más vistosos a causa del vestuario4, sin embargo hay registros de la participación del personaje de Santiago en la danza de los Moros5, aunque es probable que haya caído en desuso.

Entre las comunidades donde se presenta la Danza de los Moros encontramos Nahuatzen, Charapan6, Ocumicho, Chilchota, San Jerónimo Purenchécuaro, Ihuatzio, Quiroga, Janitzio, San Pedro Pareo, Santa Fe, Uruapan, Naranja y Pátzcuaro.

La Danza de los Moros es exclusiva de Michoacán y existen varios grupos representantes en las distintas comunidades que la practican. A pesar de que hay otras con el mismo nombre, el vestuario y los elementos que se comparten en esta región la vuelven una manifestación cultural de gran belleza y originalidad.

NOTAS

  1. GARCÍA MORA, Carlos; «Los Moros y el baluarte Cristiano», en GARCÍA MORA, Carlos; El baluarte purépecha, Tsimárhu estudio de etnólogos, México, 2012. p. 47 <Recuperado de https://www.academia.edu/2988959/LA_DANZA_PUR%C3%89PECHA_DE_MOROS&gt;
  2. FERNÁNDEZ HARP, María; WINTER, Marcus, «Etnografía», en BARAJAS MENDOZA, Eduardo y DE OCAMPO CABRERA, Mónica, Arquitectura & Arqueología 1950-1976. Primera serie filatélica permanente en México. Estudio Arqueológico, etnográfico, arquitectónico e histórico, Museo de Filatelia de Oaxaca, México, 2017. pp. 74-76.
  3. Warman, p. 140. De acuerdo con el autor, esta zona junto con la región purépecha del estado es donde se difunde esta danza.
  4. MOMPRADÉ, Electra L., GUTIÉRREZ, Tonatiuh, BELTRAN, Alberto (dibujos). Danzas y bailes populares, Historia general del arte mexicano, Tomo VI, Editorial Hermes S.A. de C.V., Barcelona, 1976, pp. 126.
  5. «Conducidos por Santiago, que lleva en la mano derecha por todo distintivo una varilla adornada de cintas o tiras de papel de vivos colores», ALTAMIRANO, León «Danza de los Moros», en ALVAREZ Y ALVAREZ DE LA CADENA, Luis, México. Leyendas y costumbres. Trajes y danzas, Editorial Layac, México, 1945, p. 390-391.
  6. GARCÍA MORA; op cit.

BIBLIOGRAFÍA

  • TOOR, Frances, A Treasury of Mexican Folkways, Crown Publishers, Mexico, 1947, p. 349.
  • FERNANDEZ, Justino, Folklore mexicano. 100 fotografías de Luis Márquez, Eugenio Fischgrund Editor, México, 1950, p. V.
  • ——, Danza de los moros: de Ihuatzio, Tzintzuntzan, Michoacán, Fondo Nacional para el Desarrollo de la Danza Popular Mexicana, 1983.
  • ORTIZ GAITÁN, Julieta, Mensajeros del México moderno: Timbres postales y fiscales de Francisco Eppens en los Talleres de Impresión de Estampillas y Valores, Museo de la Filatelia de Oaxaca, México, 2009, p.52.

AGRADECIMIENTOS

A Brenda Chávez Molotla, directora ejecutiva de Fundación Ajaraca A.C., por su apoyo para la realización de esta publicación.

Foto de la Semana: Comparsa de Alchileos

En esta ocasión nuestra #FotoDeLaSemana llega por cortesía de Fundación Ajaraca, asociación civil encargada de la custodia del amplio acervo fotográfico de la Dra. Ruth D. Lechuga. Puedes visitar esta y otras imágenes en su sitio web (https://fundacionajaraca.org), además de apoyarlos en la conservación y difusión de este maravilloso registro documental.

Ruth D. Lechuga. San Francisco Mazapa, Estado de México, 1989, No. de inventario ARL_N05070_MEX, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm.
D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga / Fundación Ajaraca A.C.

En la imagen podemos observar a integrantes de una comparsa de Alchileos en San Francisco Mazapa, Estado de México, comunidad aledaña a la zona arqueológica de Teotihuacán. El detalle más llamativo es la peculiar máscara que utilizan los Alchileos, personajes de los que toma nombre la danza, hecha con fieltro moldeado y pintado, unida a una zalea de borrego1 teñida de rojo, naranja o amarillo. Esta sirve de melena y barba al mismo tiempo, de tal forma que el conjunto se convierte en una especie de casco2 que cubre completamente la cabeza del danzante.

El resto del vestuario se compone de una pechera de tela verde y roja, adornada con cintas de fleco, una calzonera bombacha roja sujeta a las rodillas y una gruesa casaca de los mismo colores3. El personaje de la extrema derecha sostiene una bandera; de acuerdo con Julia Martínez de la Rosa, cronista de San Martín de las Pirámides, uno de los danzantes del bando hereje es llamado «Abanderado», es probable que se trate de este4.

Hay un detalle más que puede pasar desapercibido si no se observa cuidadosamente la imagen. Observe al segundo personaje de izquierda a a derecha, justo debajo del fleco de la pechera puede observarse una especie de campanilla. Los Alchileos portan un manojo de cascabeles llamados coyoles (derivado del náhuatl) que suenan al ritmo del baile de los danzantes, simulando los golpes de las espadas durante una batalla5, acompañados de la música de la flauta y el tambor.

Además de los Alchileos, los personajes más numerosos (alrededor de 25), la danza incluye a Pilatos y al Capitán Savario como parte de los herejes. Por los Cristianos se encuentra Santiago, que porta una máscara hecha de metal y lleva un caballito en la cintura, acompañado de sus dos ayudantes, los gallines, interpretados por niños. La representación narra la conquista de Jerusalén por parte de Santiago y los Cristianos, mientras Pilatos y Savario dirigen la defensa al mando de los Alchileos, que representan a los judíos6.

La danza de los Alchileos es una de las más documentadas de entre las que integran el repertorio de Moros y Cristianos en nuestro país, probablemente su cercanía con una zona tan importante como lo es Teotihuacán, contribuyó a este hecho. Manuel Gamio realizó un amplio e importante registro documental en el libro La población del Valle de Teotihuacán incluyendo fotografías e ilustraciones, descripciones de la danza y el vestuario, una breve recopilación de los diálogos (que se siguen realizando en náhuatl) y un acta fechada en 1911 donde vecinos de la comunidad de San Francisco Mazapa, se comprometen a sacar la danza de los Hachileos Españoles en un acta ante el juzgado auxiliar de la comunidad, lo que nos habla de la importancia del acto7.

El nombre de la danza ha sido objeto de varias interpretaciones. Alchareo o Archareo es un personaje usual en las danzas de Moros y Cristianos, incluso uno de los personajes principales de esta danza se llama Alchileo Mayor. La versión más difundida, sin que sea un antecedente directo, es la conformación de un cuerpo militar español en 1946, «los archareos de la cuchilla», llamados así por utilizar el archa; sin embargo, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española8, archa deriva de archeros. Otra versión indica que puede provenir del latín arqueros o del inglés archer9. En todo caso, Alchileo sería una deformación del término.

Los grupos más antiguos de Alchileos están en dos comunidades: San Francisco Mazapa y San Martín de las Pirámides. En San Francisco Mazapa se baila el 4 de octubre (San Francisco de Asís), el 3 de noviembre (San Martín de Porres) y en la celebración de Pentecostés (finales de mayo o principios de junio). En San Martín de las Pirámides el 11 de noviembre (San Martín de Tours) y el 8 de mayo (Ecce Homo). Además acompañan las fiestas patronales en San Sebastián Xolalpa, Santa María Coatlán, San Antonio de las Palmas, Santiago Tolman, San Pablo Ixquitlán y Santiago Tepetitlán1,además de apoyar en la recuperación de la danza en Santa María Palapa, todas comunidades vecinas.

La danza de los Alchileos es exclusiva de la región de Teotihuacán y mantiene una vitalidad importante. Algunos autores lo relacionan, quizá a partir del nombre, con la danza de los Archareos de Guerrero y de los Chareos de Oaxaca, sin embargo no hay elementos comunes entre ellas ; la indumentaria y los diálogos la convierten en una celebración diferente y especial, parte importante de nuestras representaciones de Moros y Cristianos.

NOTAS

  1. LECHUGA, Ruth, “La danza y las máscaras”, en Boletín Biblioteca Juan Comas, No. 33 “Máscaras (Segunda parte), Septiembre-Octubre 1999, Instituto de Investigaciones Antropológicas- UNAM, México, 1999, p. 26.
  2. POMAR, Ma. Teresa, Danza-máscara y rito-ceremonia, FONART-FONAPAS, México, 1982, p. 21.
  3. TOVAR, Leticia, SANTOS, José Luis, “La danza de los Archareos”, en México Desconocido, No. 111, Mayo 1986, pp. 52-54.
  4. MARTÍNEZ DE LA ROSA, Julia, San Martín de las Pirámidez. Danza de los alchileos. Diálogos en lengua náhutal. Danza de los moros y cristianos, 2da edición, Asociación mexiquense de cronistas municipales-Gobierno del Estado de México, San Martín de las Pirámides, 2017. p. 25.
  5. Recuperado de la página de Facebook Danza de Alchileos – San Francisco Mazapa https://www.facebook.com/DanzaAlchileosOficial/posts/2394364314113525
  6. GAMIO, Manuel, La población del Valle de Teotihuacán, Tomo II, Dirección de Antropología, México, 1922. p. 236. Aún cuando no se trata de Moros como tal, Warman nos dice que este término termina por ser genérico para referirse a los enemigos de los Cristianos y puede incluir tanto a los judíos como a los romanos. WARMAN, Arturo. La danza de Moros y Cristianos, Secretaría de Educación Pública, SEP-Setenta #46, México, 1972. pp. 141-142
  7. GAMIO, op cit, p. 217.
  8. Arma ofensiva que usaban los archeros de Castilla, compuesta de una cuchilla larga fija en la extremidad de un asta. https://dle.rae.es/archa . Según el diccionario de autoridades de 1726, el archa es el arma del Archéro.
  9. MOYA RUBIO, Victor José, Máscaras. La otra cara de México, 2da edición, 1982UNAM, México, p. 64-70.

Bibliografía

  • MOMPRADÉ, Electra L. GUTIÉRREZ, Tonatiuh, Historia general del arte mexicano. Bailes y danzas populares, Hermes, España, 1976, p. 137.
  • PARRA DE GARCÍA SAINZ, Georgina, ROMANDÍA DE CANTÚ, Graciela, En el mundo de la máscara, Fomento Cultural Banamex, 2da edición, México, 1979. pp. 47-48.
  • OGAZÓN, Estela, Máscaras. Museo universitario de ciencias y arte, Centro de Investigación y servicios museológicos-UNAM, p. 19-20.
  • DEL CAMPO LANZ, Sofía, Máscaras mexicanas. Simbolismo velados, INAH, México, 2015, p. 248.
  • LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, BANOBRAS, México, 1991. pp. 56-58.

AGRADECIMIENTO

Agradecemos a Fundación Ajaraca A.C. y a Brenda Chávez Molotla, Directora Ejecutiva, por su apoyo y colaboración.

Máscaras tradicionales de México.

En este #LunesDeLibro vamos a revisar un texto muy importante para el estudio de las máscaras en nuestro país y, a partir del mismo, conoceremos un poco más de las máscaras que se utilizan en las danzas de Moros y Cristianos, todo ello de la mano de la Dra. Ruth D. Lechuga.

Portada Máscaras Tradicionales de México
Ruth D. Lechuga, San Antonio el Doctor, Querétaro, 1977, No. de inventario ARL_N16589_QRO, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm., D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga / Fundación Ajaraca A.C.

No es posible hablar sobre las máscaras mexicanas sin mencionar a la doctora Ruth Deutsch Lechuga, coleccionista y pionera en la investigación del arte popular, así como en la documentación de diferentes aspectos de la vida cotidiana de las comunidades, a través de las imágenes que capturó durante sus viajes por varios rincones de nuestro país. Su vasto acervo fotográfico se encuentra bajo custodia de Fundación Ajaraca (https://www.fundacionajaraca.org/) y es un testimonio de manifestaciones sociales y culturales, algunas ya desaparecidas, el cual nos permite conocer un poco más acerca de los pueblos y de su gente.

Antes de comenzar, hablemos brevemente sobre la fotografía que ilustra esta reseña, cortesía de Fundación Ajaraca. En ella podemos observar a la Dra. Lechuga rodeada de personajes enmascarados en San Antonio El Doctor, en el estado de Querétaro. De acuerdo con la información publicada en una fotografía de la misma serie, disponible en el sitio web de la fundación, estos personajes representan a diablos y acompañan las procesiones de Semana Santa. Puede visitar esta imagen dando clic aquí.*

Máscaras tradicionales de México cuenta con una edición y fue publicado por el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS) en 1991, con un tiraje de 2000 ejemplares. La presentación de la obra está a cargo del Dr. Enrique Álvarez del Castillo, director de la institución entre 1991 y 1993, donde manifiesta el interés del banco en difundir y rescatar la cultura del país. Este texto se puede consultar con relativa facilidad en bibliotecas, aunque para conseguir un ejemplar es necesario recurrir al mercado secundario. En Internet puede encontrarse con precios entre los 60 USD y 180 USD más envío; también puede buscarse en librerías de ocasión y especializadas con precios similares, alrededor de $1,300 MXN.

Dentro de las diferentes categorías del arte popular, las máscaras ocupan un lugar destacado ya que no se limitan al objeto en sí mismo, sino que trascienden a partir de su uso en danzas, fiestas y carnavales. La importancia de la máscara queda manifiesta desde la introducción, donde la autora nos menciona que «Cuando el individuo deja a un lado sus máscaras personales, para actuar como exponente de las manifestaciones culturales de la sociedad, la máscara se convierte en revelación de la esencia del grupo que representa. En este momento deja de ser expresión facial individual y se recurre a la careta elaborada especialmente para cada ocasión.«1, es decir, las máscaras se vuelven la faceta representativa de las tradiciones.

El libro abarca en cuatro capítulos los aspectos más notables para conocer la relevancia e historia de las máscaras en México. El capítulo 1, Las máscaras desde tiempos prehispánicos, es corto y nos muestra la transición entre el origen y el uso de las máscaras entre las culturas originarias y los primeros años del periodo colonial. Es aquí, en un momento tan temprano del texto donde queda asentada la importante relación entre la máscara y la danza, al señalar que «Durante las ceremonias religiosas y también en algunas ocasiones festivas se ejecutaban numerosas danzas. En todas ellas se hizo amplio uso de máscaras que representaban toda clase de animales, personas de otras tierras, viejos y muchos más«2. A partir de la conquista de Tenochtitlan, el periodo colonial se recorre en unos pocos párrafos, pero nos detenemos en dos puntos clave para nuestro análisis: la mención de la danza de los Moros y Cristianos, como parte de los festejos realizados por los españoles y su rápida difusión y adaptación por parte de los indígenas; y la imagen que representa a un Moro en una parte del «Biombo del palo volador», exhibido en el Museo de América, en Madrid, España.

El capítulo 2 es el más amplio, no es sorprendente ya que en él se habla de La máscara en el México contemporáneo. Aquí se presentan las máscaras utilizadas en las diferentes danzas y representaciones que la autora pudo ver y documentar directamente. Para abordar un panorama tan amplio, el capítulo se presenta a partir de ejes temáticos: danzas de los viejos, de animales, el tigre (la cual recibe un apartado especial), de homenaje y catequizantes, ciclo agrícola, por mencionar algunas, además de las «Danzas de moros y cristianos y sus derivados» siendo el contenido donde pondremos particular atención.

A partir de la descripción de las danzas de este tipo, la autora propone catalogarlas como el ciclo de infieles y cristianos3, debido a la variedad de temas englobadas dentro de los «Moros y Cristianos», donde la categoría de «Moros» queda rebasada al incluir a los enemigos representados por indios, judíos, diablos, etc., siendo la conclusión en todas ellas la misma: la conversión y bautizo de los infieles y el triunfo de los Cristianos.

A continuación la autora hace referencia a distintas danzas y sus principales características, además de señalar que el nombre con el cual se conocen usualmente tiene relación con algún aspecto determinado de cada una de ellas, surgiendo así los Moros Cabezones, los Santiagueros, los Chareos, Pilatos, Archareos, Alchileos, Medias Lunas, Santiagos, además de los Doce Pares de Francia, entre otros. Si bien las danzas de Moros y Cristianos están ampliamente difundidas en todo el territorio nacional, el texto pone especial énfasis en comunidades ubicadas en Chiapas, Guerrero, Puebla, el Estado de México, Oaxaca, Jalisco y un par de menciones puntuales a Colima, la zona del Bajío y Veracruz.

Al avanzar en la lectura, es posible identificar el uso de varias categorías que nos remiten a la clasificación de danzas propuesta por Arturo Warman en su texto La danza de Moros y Cristianos (SepSetentas, 1972)4, aunque no se menciona explícitamente: espectáculos de masas, ciclo de moros y cristianos, ciclo carolingio5, danzas de conquista, tastoanes y danza de concheros.

Nos parece oportuno señalar una situación ya comentada en nuestra introducción al estudio de las máscaras en las danzas de Moros y Cristianos y que la autora señala expresamente: no en todas estas representaciones se utilizan máscaras. En este sentido habla del caso de las Morismas en Zacatecas y algunas danzas donde muchos cristianos no portan máscaras, o utilizan yelmos, o Santiago suele representarse con el rostro descubierto. Sin lugar a dudas, es necesario mencionarlas aunque no abunda en ellas, toda vez que el tema del libro son las máscaras.

El capítulo 3, trata de los personajes fundamentales para las máscaras, sus creadores. El mascarero y su trabajo nos presenta nombres y testimonios de varios artesanos con los que la Dra. Lechuga tuvo contacto , además de las diversas técnicas y materiales: madera de copal, copalillo y clavelino, entre otras; cuero, cera, papel, cartón y hasta metal son los materiales transformados en las hábiles manos de los mascareros. Su importante labor contrasta con las necesidades cotidianas, donde muchos de ellos deben alternar esta actividad con las labores del campo o sus empleos en las ciudades aunque, poco a poco, la mayor demanda de máscaras por parte de coleccionistas y otros mercados ha permitido que algunos artesanos se dediquen de tiempo completo a su elaboración aunque ello implique la creación de piezas meramente decorativas sin descuidar la producción de máscaras tradicionales para cubrir la demanda local.

De este capítulo llama nuestra atención la mención del rostro pesado que se utiliza en la danza de los Alchareos, en San Martín de las Pirámides, Estado de México. Este objeto se elabora con aluminio y fierro, con un peso cercano a los 5 Kg. En contraste, se tiene el rostro liviano, elaborado en fibra de vidrio y con un peso mucho menor, que se utiliza cuando la danza tendrá una duración larga6. Este cambio en los materiales, de usar fibra de vidrio en lugar de madera, es una muestra de la convivencia entre la tradición y la modernidad.

El rostro de la máscara es el último capítulo del libro, donde se habla de las características y las funciones de la máscara. En este sentido, la autora retoma una de las ideas iniciales del texto «La máscara, como objeto separado de su función, puede ser una obra de arte, una escultura de gran mérito estético. Sin embargo, se trataría de un arte estático, desconectado de su propósito real. Por otro lado, como parte de la indumentaria y en el contexto de la danza, la máscara, aun sin movilidad facial propia, adquiere expresiones diferentes, de acuerdo con los movimientos de su portador «7. Y a partir de esta idea nos expone diferentes tipos: con detalles, sencillas, muy elaboradas, totales, parciales, más grandes que el mismo rostro del portador o incluso, más pequeñas. El cierre del libro es la parte más profunda de todo el texto porque nos adentra en las funciones que las máscaras pueden tener y que pueden abordarse desde diferentes disciplinas y a partir de la experiencia de los danzantes, compartidas en este apartado, por lo que el texto refleja la conexión que tuvo la Dra. Lechuga con las personas que conoció.

Un ejemplo sobre las diferentes funciones de las máscaras, más allá de su uso en las danzas, lo encontramos en el caballito utilizado en la danza de los Santiagueros de Cuetzalan, Puebla. Según Donald Cordry, es un objeto con un matiz sagrado al que se le debe proporcionar agua y maíz mientras se encuentra en custodia del danzante que interpreta a Santiago a fin de evitar su escape del pueblo8.

Si bien el texto se encuentra repleto de narraciones y anécdotas contadas a la autora o vistas por ella misma, es en este capítulo donde se hace un análisis formal y se retoman varios elementos comentados en las páginas anteriores, permitiendo que el viaje hecho desde los antecedentes y uso de las máscaras en el mundo prehispánico hasta la década de 1980, tenga una conclusión y nos permita visualizar nuestras máscaras y danzas con otros ojos. A pesar de la distancia temporal entre la publicación del libro y nuestros días, el texto continúa vigente y es una referencia importante para un estudio sobre este tema, porque como la autora dice al finalizar, estamos hablando de una cultura viva, no se detiene y cambia conforme las necesidades, las creencias y los medios disponibles lo permiten.

El libro está profusamente ilustrado, con 123 imágenes a color y en blanco y negro, abarcando la amplia variedad de temas que hemos revisado. Entre estas fotografías se incluyen: 1 es una máscara de Tastoanes, 2 del Carnaval de Huejotzingo y 8 relacionadas directamente con las Danzas de Moros y Cristianos, incluyendo la mostrada en la portada, correspondiente a la danza de Los Doce Pares de Francia de Mexicaltzingo, Estado de México9.

Al hablar de las fotografías, es necesario dedicar un espacio a una persona importante en la concepción de este material, el Sr. Enrique Franco Torrijos, fotógrafo y amigo de la Dra. Lechuga, de quien se incluyen 39 fotografías en el libro, en su mayoría de piezas de colección o de objetos fijos. Además de su aportación gráfica, redactó la semblanza de la autora, misma que aparece en la solapa. Como nota personal, tuvimos ocasión de compartir una visita con el Sr. Franco y las historias y anécdotas que compartió nos permiten entender mejor su colaboración en este texto.

A partir de la revisión del libro, encontramos un par de detalles que nos parece oportuno mencionar. Las referencias de las imágenes 46 y 47 se encuentran invertidas. La imagen 46 se encuentra en la página 59 y corresponde a la danza de los Moros de Texistepec, Veracruz. La imagen 47 se encuentra en la página 60 y corresponde a la danza de los Archareos. Así mismo, el nombre de la comunidad donde se practica esta danza aparece como «San Francisco Mazapan, estado de México», siendo el correcto «San Francisco Mazapa, Estado de México». Por otro lado, la referencia de la imagen 2, Pintura rupestre, indica que se encuentra localizada en las Grutas de Juxtlahuaca, Oaxaca. Estas grutas se localizan en la comunidad de Juxtlahuaca, en el estado de Guerrero10.

Tal como se comentó al inicio, este libro es una referencia importante y necesaria para adentrarnos no solo al mundo de las máscaras, sino también al de las danzas. Sin volverse un catálogo o un diario pormenorizado de una u otra, nos da elementos suficientes para entender mejor las manifestaciones culturales de los diferentes pueblos y grupos de nuestro país. La obra está respaldada por una extensa bibliografía, por pláticas y entrevistas con varios personajes sin mencionar que es producto de los viajes, las investigaciones y la invaluable experiencia de la Dra. Ruth D. Lechuga.

NOTAS

  1. Pág. 9.
  2. Pág. 15
  3. Pág. 54.
  4. Puede consultar nuestra reseña de esta obra dando clic aquí.
  5. Para Warman, los Moros y Cristianos propiamente dichos, incluyen al ciclo histórico, al carolingio y al de Santiago.
  6. Pág. 122 y 127.
  7. Pág. 131.
  8. Pág. 146. Si bien este cuidado del caballito, no es exclusivo de Cuetzalan.
  9. Además de aparecer nuevamente en el interior. P. 139.
  10. CABRERA GUERRERO, Martha. Las grutas de Juxtlahuaca. Santuario al dios olmeca del maíz, Gobierno del estado de Guerrero, México, 2017, p. 26. Consultado en línea <Recuperado de https://issuu.com/muva/docs/libro_grutas_final.final&gt;

*Enlace actualizado.

Sobre los autores

Ruth Deutsch Reiss, nació en Austria en 1920. En 1939 su familia llega a México buscando refugio ante la persecución que sufrieron en Europa en los albores de la 2da Guerra Mundial. Estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México y se naturalizó como mexicana en 1954. En 1949 comenzó a acompañar a su padre en sus viajes por el país, recorriendo comunidades apartadas y conociendo su cultura y artesanías, de ahí nace su pasión por el arte popular. Contrajo matrimonio con el Dr. Carlos Lechuga Vergara, con lo que comenzó a ser conocida como Ruth D. Lechuga. Fue directora del Museo de Arte e Industrias Populares, asesora técnica del Fondo Nacional para las Artesanías y secretaria para los países latinoamericanos den el Consejo Mundial de la Artesanía, de la UNESCO. Autora de El traje indígena de México y La indumentaria indígena, entre otros, además de varios artículos. Falleció en su casa de la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2004.

Enrique Franco Torrijos, nació en la Ciudad de México en 1930. Fotógrafo. Realizó estudios de Antropología Maya en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Ha escrito y participado en numerosos libros, entre ellos El Insólito Paisaje Mexicano, Kohunlich, una ciudad Maya del Clásico Temprano e Islas, silentes centinelas de los mares mexicanos. Actualmente es Socio Director en Franco Torrijos y Asoc. Editores.

Bibliografía

DEUTSCH LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991. pp. 157.

Información de las fotografías

Fotografía de la Dra. Ruth D. Lechuga, cortesía de Fundación Ajaraca A.C. Agradecemos a Fundación Ajaraca y a su Directora Ejecutiva, Brenda Chávez Molotla, su apoyo.

Información de las biografías.

  • Subasta de fotografía, jueves 9 de noviembre del 2017, Catálogo, Morton Subastas, México, 2017, p.22.
  • Perfil de Enrique Franco Torrijos en LinkedIn. https://www.linkedin.com/in/enrique-franco-torrijos-b529a070/
  • FRANCO TORRIJOS, Enrique, Semblanza de la Dra. Ruth D. Lechuga, en DEUTSCH LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991.

Agradecimientos especiales

  • María del Rosario Trejo Quintero
  • Karen Elizabeth Casasola Gómez
  • María Raquel Gómez Tello