De parte del Centro de Documentación de Danzas de Moros y Cristianos «San Bartolo Cuautlalpan», queremos desearles un muy feliz Año Nuevo 2022. Esperamos que se encuentren acompañados de su familia y seres queridos. Por un 2022 lleno de fe, música y alegría.
Bajo el lema «¡El guardián eres tú!», del 13 al 16 de diciembre próximos, se realizará el Primer Festival Nacional de Máscaras Danzantes, es Coscomatepec de Bravo, Veracruz. Este evento reunirá diferentes expresiones dancísticas en las que se utilizan máscaras y busca ser un espacio de intercambio de saberes y experiencias.
Entre las danzas que participarán están la Danza de los Toros, de Coyolillo, Veracruz; la Danza de los Charros, de Chimalhuacan, Estado de México; la Danza de los Negritos, de Tlaltengo, Veracruz; la Danza de los Payasos, de Xico, Veracruz; el Carnaval de Huejotzingo, Puebla; la Danza de los Diablos, de Juxtlahuaca, Oaxaca; la Tigrada, de Zitlala, Guerrero; la Viejada de Xantolo, de Tempoal, Veracruz; la Danza de los Viejitos, de Pátzcuaro, Michoacán; los Tecuantes, de Acatlán de Osorio, Puebla; la Danza de los Tlacololeros, de Guerrero; los Parachicos, de Chiapa de Corzo, Chiapas; los Viejos de Corpus, de Temascalcingo, Estado de México; la Danza de los Diablos, de Tlacotepec, Guerrero; la Danza de los Kúrpites, de San Juan Parangaricutiro, Michoacán; entre otras.
Las danzas de Moros y Cristianos que tendrán presencia en este evento, encontramos la Danza de los Tastuanes, de Tonalá, Jalisco, y la Danza de los Santiagos, que se realiza en la comunidad sede de Coscomatepec y en las comunidades vecinas de Ixhuatlán del Café, Chocamán, Calcahualco y Alpatláhuac.
Además, en paralelo, se realizará el Quinto Encuentro Internacional de Maestros Mascareros, en el que se impartirán talleres, conferencias y se realizará un homenaje a los maestros mascareros con una trayectoria importante.
Uno de los principales atractivos de este evento será el pabellón de expoventa de máscaras, ya que permitirá encontrar piezas de diferentes regiones en un mismo sitio, además de las procesiones en las que participarán las diferentes danzas que acudirán al evento.
Los diferentes carteles del evento fueron creados por Tareack Rivera, ilustrador digital, a quién hemos seguido por su interesante trabajo alrededor de las máscaras y las danzas. Puedes ver más de su trabajo en su página de Instagram.
Sin duda un evento muy llamativo e interesante, que permitirá mostrar algunas de las expresiones de danzas tradicionales más importantes de nuestro país en el pueblo mágico de Coscomatepec de Bravo. Esperamos acudir al evento y compartirles parte de la magia de las Máscaras Danzantes.
Puedes seguir al Festival Nacional de Máscaras Danzantes en sus redes sociales:
En este #LunesDeLibro vamos a revisar un texto muy importante para el estudio de las máscaras en nuestro país y, a partir del mismo, conoceremos un poco más de las máscaras que se utilizan en las danzas de Moros y Cristianos, todo ello de la mano de la Dra. Ruth D. Lechuga.
Portada Máscaras Tradicionales de México
Ruth D. Lechuga, San Antonio el Doctor, Querétaro, 1977, No. de inventario ARL_N16589_QRO, Original plata-gelatina, 6 x 6 cm., D.R. ® Acervo Fotográfico Ruth D. Lechuga / Fundación Ajaraca A.C.
No es posible hablar sobre las máscaras mexicanas sin mencionar a la doctora Ruth Deutsch Lechuga, coleccionista y pionera en la investigación del arte popular, así como en la documentación de diferentes aspectos de la vida cotidiana de las comunidades, a través de las imágenes que capturó durante sus viajes por varios rincones de nuestro país. Su vasto acervo fotográfico se encuentra bajo custodia de Fundación Ajaraca (https://www.fundacionajaraca.org/) y es un testimonio de manifestaciones sociales y culturales, algunas ya desaparecidas, el cual nos permite conocer un poco más acerca de los pueblos y de su gente.
Antes de comenzar, hablemos brevemente sobre la fotografía que ilustra esta reseña, cortesía de Fundación Ajaraca. En ella podemos observar a la Dra. Lechuga rodeada de personajes enmascarados en San Antonio El Doctor, en el estado de Querétaro. De acuerdo con la información publicada en una fotografía de la misma serie, disponible en el sitio web de la fundación, estos personajes representan a diablos y acompañan las procesiones de Semana Santa. Puede visitar esta imagen dando clic aquí.*
Máscaras tradicionales de México cuenta con una edición y fue publicado por el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS) en 1991, con un tiraje de 2000 ejemplares. La presentación de la obra está a cargo del Dr. Enrique Álvarez del Castillo, director de la institución entre 1991 y 1993, donde manifiesta el interés del banco en difundir y rescatar la cultura del país. Este texto se puede consultar con relativa facilidad en bibliotecas, aunque para conseguir un ejemplar es necesario recurrir al mercado secundario. En Internet puede encontrarse con precios entre los 60 USD y 180 USD más envío; también puede buscarse en librerías de ocasión y especializadas con precios similares, alrededor de $1,300 MXN.
Dentro de las diferentes categorías del arte popular, las máscaras ocupan un lugar destacado ya que no se limitan al objeto en sí mismo, sino que trascienden a partir de su uso en danzas, fiestas y carnavales. La importancia de la máscara queda manifiesta desde la introducción, donde la autora nos menciona que «Cuando el individuo deja a un lado sus máscaras personales, para actuar como exponente de las manifestaciones culturales de la sociedad, la máscara se convierte en revelación de la esencia del grupo que representa. En este momento deja de ser expresión facial individual y se recurre a la careta elaborada especialmente para cada ocasión.«1, es decir, las máscaras se vuelven la faceta representativa de las tradiciones.
El libro abarca en cuatro capítulos los aspectos más notables para conocer la relevancia e historia de las máscaras en México. El capítulo 1, Las máscaras desde tiempos prehispánicos, es corto y nos muestra la transición entre el origen y el uso de las máscaras entre las culturas originarias y los primeros años del periodo colonial. Es aquí, en un momento tan temprano del texto donde queda asentada la importante relación entre la máscara y la danza, al señalar que «Durante las ceremonias religiosas y también en algunas ocasiones festivas se ejecutaban numerosas danzas. En todas ellas se hizo amplio uso de máscaras que representaban toda clase de animales, personas de otras tierras, viejos y muchos más«2. A partir de la conquista de Tenochtitlan, el periodo colonial se recorre en unos pocos párrafos, pero nos detenemos en dos puntos clave para nuestro análisis: la mención de la danza de los Moros y Cristianos, como parte de los festejos realizados por los españoles y su rápida difusión y adaptación por parte de los indígenas; y la imagen que representa a un Moro en una parte del «Biombo del palo volador», exhibido en el Museo de América, en Madrid, España.
El capítulo 2 es el más amplio, no es sorprendente ya que en él se habla de La máscara en el México contemporáneo. Aquí se presentan las máscaras utilizadas en las diferentes danzas y representaciones que la autora pudo ver y documentar directamente. Para abordar un panorama tan amplio, el capítulo se presenta a partir de ejes temáticos: danzas de los viejos, de animales, el tigre (la cual recibe un apartado especial), de homenaje y catequizantes, ciclo agrícola, por mencionar algunas, además de las «Danzas de moros y cristianos y sus derivados» siendo el contenido donde pondremos particular atención.
A partir de la descripción de las danzas de este tipo, la autora propone catalogarlas como el ciclo de infieles y cristianos3, debido a la variedad de temas englobadas dentro de los «Moros y Cristianos», donde la categoría de «Moros» queda rebasada al incluir a los enemigos representados por indios, judíos, diablos, etc., siendo la conclusión en todas ellas la misma: la conversión y bautizo de los infieles y el triunfo de los Cristianos.
A continuación la autora hace referencia a distintas danzas y sus principales características, además de señalar que el nombre con el cual se conocen usualmente tiene relación con algún aspecto determinado de cada una de ellas, surgiendo así los Moros Cabezones, los Santiagueros, los Chareos, Pilatos, Archareos, Alchileos, Medias Lunas, Santiagos, además de los Doce Pares de Francia, entre otros. Si bien las danzas de Moros y Cristianos están ampliamente difundidas en todo el territorio nacional, el texto pone especial énfasis en comunidades ubicadas en Chiapas, Guerrero, Puebla, el Estado de México, Oaxaca, Jalisco y un par de menciones puntuales a Colima, la zona del Bajío y Veracruz.
Al avanzar en la lectura, es posible identificar el uso de varias categorías que nos remiten a la clasificación de danzas propuesta por Arturo Warman en su texto La danza de Moros y Cristianos (SepSetentas, 1972)4, aunque no se menciona explícitamente: espectáculos de masas, ciclo de moros y cristianos, ciclo carolingio5, danzas de conquista, tastoanes y danza de concheros.
Nos parece oportuno señalar una situación ya comentada en nuestra introducción al estudio de las máscaras en las danzas de Moros y Cristianos y que la autora señala expresamente: no en todas estas representaciones se utilizan máscaras. En este sentido habla del caso de las Morismas en Zacatecas y algunas danzas donde muchos cristianos no portan máscaras, o utilizan yelmos, o Santiago suele representarse con el rostro descubierto. Sin lugar a dudas, es necesario mencionarlas aunque no abunda en ellas, toda vez que el tema del libro son las máscaras.
El capítulo 3, trata de los personajes fundamentales para las máscaras, sus creadores. El mascarero y su trabajo nos presenta nombres y testimonios de varios artesanos con los que la Dra. Lechuga tuvo contacto , además de las diversas técnicas y materiales: madera de copal, copalillo y clavelino, entre otras; cuero, cera, papel, cartón y hasta metal son los materiales transformados en las hábiles manos de los mascareros. Su importante labor contrasta con las necesidades cotidianas, donde muchos de ellos deben alternar esta actividad con las labores del campo o sus empleos en las ciudades aunque, poco a poco, la mayor demanda de máscaras por parte de coleccionistas y otros mercados ha permitido que algunos artesanos se dediquen de tiempo completo a su elaboración aunque ello implique la creación de piezas meramente decorativas sin descuidar la producción de máscaras tradicionales para cubrir la demanda local.
De este capítulo llama nuestra atención la mención del rostro pesado que se utiliza en la danza de los Alchareos, en San Martín de las Pirámides, Estado de México. Este objeto se elabora con aluminio y fierro, con un peso cercano a los 5 Kg. En contraste, se tiene el rostro liviano, elaborado en fibra de vidrio y con un peso mucho menor, que se utiliza cuando la danza tendrá una duración larga6. Este cambio en los materiales, de usar fibra de vidrio en lugar de madera, es una muestra de la convivencia entre la tradición y la modernidad.
El rostro de la máscara es el último capítulo del libro, donde se habla de las características y las funciones de la máscara. En este sentido, la autora retoma una de las ideas iniciales del texto «La máscara, como objeto separado de su función, puede ser una obra de arte, una escultura de gran mérito estético. Sin embargo, se trataría de un arte estático, desconectado de su propósito real. Por otro lado, como parte de la indumentaria y en el contexto de la danza, la máscara, aun sin movilidad facial propia, adquiere expresiones diferentes, de acuerdo con los movimientos de su portador «7. Y a partir de esta idea nos expone diferentes tipos: con detalles, sencillas, muy elaboradas, totales, parciales, más grandes que el mismo rostro del portador o incluso, más pequeñas. El cierre del libro es la parte más profunda de todo el texto porque nos adentra en las funciones que las máscaras pueden tener y que pueden abordarse desde diferentes disciplinas y a partir de la experiencia de los danzantes, compartidas en este apartado, por lo que el texto refleja la conexión que tuvo la Dra. Lechuga con las personas que conoció.
Un ejemplo sobre las diferentes funciones de las máscaras, más allá de su uso en las danzas, lo encontramos en el caballito utilizado en la danza de los Santiagueros de Cuetzalan, Puebla. Según Donald Cordry, es un objeto con un matiz sagrado al que se le debe proporcionar agua y maíz mientras se encuentra en custodia del danzante que interpreta a Santiago a fin de evitar su escape del pueblo8.
Si bien el texto se encuentra repleto de narraciones y anécdotas contadas a la autora o vistas por ella misma, es en este capítulo donde se hace un análisis formal y se retoman varios elementos comentados en las páginas anteriores, permitiendo que el viaje hecho desde los antecedentes y uso de las máscaras en el mundo prehispánico hasta la década de 1980, tenga una conclusión y nos permita visualizar nuestras máscaras y danzas con otros ojos. A pesar de la distancia temporal entre la publicación del libro y nuestros días, el texto continúa vigente y es una referencia importante para un estudio sobre este tema, porque como la autora dice al finalizar, estamos hablando de una cultura viva, no se detiene y cambia conforme las necesidades, las creencias y los medios disponibles lo permiten.
El libro está profusamente ilustrado, con 123 imágenes a color y en blanco y negro, abarcando la amplia variedad de temas que hemos revisado. Entre estas fotografías se incluyen: 1 es una máscara de Tastoanes, 2 del Carnaval de Huejotzingo y 8 relacionadas directamente con las Danzas de Moros y Cristianos, incluyendo la mostrada en la portada, correspondiente a la danza de Los Doce Pares de Francia de Mexicaltzingo, Estado de México9.
Al hablar de las fotografías, es necesario dedicar un espacio a una persona importante en la concepción de este material, el Sr. Enrique Franco Torrijos, fotógrafo y amigo de la Dra. Lechuga, de quien se incluyen 39 fotografías en el libro, en su mayoría de piezas de colección o de objetos fijos. Además de su aportación gráfica, redactó la semblanza de la autora, misma que aparece en la solapa. Como nota personal, tuvimos ocasión de compartir una visita con el Sr. Franco y las historias y anécdotas que compartió nos permiten entender mejor su colaboración en este texto.
A partir de la revisión del libro, encontramos un par de detalles que nos parece oportuno mencionar. Las referencias de las imágenes 46 y 47 se encuentran invertidas. La imagen 46 se encuentra en la página 59 y corresponde a la danza de los Moros de Texistepec, Veracruz. La imagen 47 se encuentra en la página 60 y corresponde a la danza de los Archareos. Así mismo, el nombre de la comunidad donde se practica esta danza aparece como «San Francisco Mazapan, estado de México», siendo el correcto «San Francisco Mazapa, Estado de México». Por otro lado, la referencia de la imagen 2, Pintura rupestre, indica que se encuentra localizada en las Grutas de Juxtlahuaca, Oaxaca. Estas grutas se localizan en la comunidad de Juxtlahuaca, en el estado de Guerrero10.
Tal como se comentó al inicio, este libro es una referencia importante y necesaria para adentrarnos no solo al mundo de las máscaras, sino también al de las danzas. Sin volverse un catálogo o un diario pormenorizado de una u otra, nos da elementos suficientes para entender mejor las manifestaciones culturales de los diferentes pueblos y grupos de nuestro país. La obra está respaldada por una extensa bibliografía, por pláticas y entrevistas con varios personajes sin mencionar que es producto de los viajes, las investigaciones y la invaluable experiencia de la Dra. Ruth D. Lechuga.
NOTAS
Pág. 9.
Pág. 15
Pág. 54.
Puede consultar nuestra reseña de esta obra dando clic aquí.
Para Warman, los Moros y Cristianos propiamente dichos, incluyen al ciclo histórico, al carolingio y al de Santiago.
Pág. 122 y 127.
Pág. 131.
Pág. 146. Si bien este cuidado del caballito, no es exclusivo de Cuetzalan.
Además de aparecer nuevamente en el interior. P. 139.
CABRERA GUERRERO, Martha. Las grutas de Juxtlahuaca. Santuario al dios olmeca del maíz, Gobierno del estado de Guerrero, México, 2017, p. 26. Consultado en línea <Recuperado de https://issuu.com/muva/docs/libro_grutas_final.final>
*Enlace actualizado.
Sobre los autores
Ruth Deutsch Reiss, nació en Austria en 1920. En 1939 su familia llega a México buscando refugio ante la persecución que sufrieron en Europa en los albores de la 2da Guerra Mundial. Estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México y se naturalizó como mexicana en 1954. En 1949 comenzó a acompañar a su padre en sus viajes por el país, recorriendo comunidades apartadas y conociendo su cultura y artesanías, de ahí nace su pasión por el arte popular. Contrajo matrimonio con el Dr. Carlos Lechuga Vergara, con lo que comenzó a ser conocida como Ruth D. Lechuga. Fue directora del Museo de Arte e Industrias Populares, asesora técnica del Fondo Nacional para las Artesanías y secretaria para los países latinoamericanos den el Consejo Mundial de la Artesanía, de la UNESCO. Autora de El traje indígena de México y La indumentaria indígena, entre otros, además de varios artículos. Falleció en su casa de la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2004.
Enrique Franco Torrijos, nació en la Ciudad de México en 1930. Fotógrafo. Realizó estudios de Antropología Maya en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Ha escrito y participado en numerosos libros, entre ellos El Insólito Paisaje Mexicano, Kohunlich, una ciudad Maya del Clásico Temprano e Islas, silentes centinelas de los mares mexicanos. Actualmente es Socio Director en Franco Torrijos y Asoc. Editores.
Bibliografía
DEUTSCH LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991. pp. 157.
Información de las fotografías
Fotografía de la Dra. Ruth D. Lechuga, cortesía de Fundación Ajaraca A.C. Agradecemos a Fundación Ajaraca y a su Directora Ejecutiva, Brenda Chávez Molotla, su apoyo.
Información de las biografías.
Subasta de fotografía, jueves 9 de noviembre del 2017, Catálogo, Morton Subastas, México, 2017, p.22.
FRANCO TORRIJOS, Enrique, Semblanza de la Dra. Ruth D. Lechuga, en DEUTSCH LECHUGA, Ruth, Máscaras tradicionales de México, Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, México, 1991.
En esta entrega de nuestros #LunesDeLibro, vamos a presentar una obra general en la que se incluye una muy amplia e interesante revisión de las Danzas de Moros y Cristianos y otras relacionadas.
Portada. Arte Mexicano Vol. VI. Danzas y bailes populares
Tonatiuh Gutiérrez y Tetsuo Okamoto
La fotografía de Tonatiuh Gutiérrez fue tomada del sitio Hall da Fama da Natação Brasileira.
Este libro es el tomo VI de una colección titulada Historia general del arte mexicano, publicada por la editorial Hermes en 1976. La primera edición fue impresa en España y constó de seis tomos: 1. Arte prehispánico, 2. Arte colonial, 3. Arte moderno y contemporáneo, 4. Etno-artesanías y arte popular, 5. Indumentaria tradicional indígena y 6. Danzas y bailes populares. Se publicaron nuevamente en 1981 como parte de la colección Quetzal, en formato pequeño y con pasta blanda, que constó de 12 volúmenes puesto que cada tema se dividió en dos tomos, en este caso se trata de los volúmenes 11 y 12. No se cuenta con información sobre el tiraje, pero debió ser elevado considerando las dos ediciones publicadas y a que este material es relativamente sencillo de localizar; se encuentra disponible en varias plataformas de venta en línea con precios que varían desde $500 MXN en la edición Quetzal y $900 MXN hasta los $366 USD para la primera edición, más envío.
Antes de continuar con el libro, vale la pena poner en contexto la imagen que acompaña a la portada. Este espacio suele estar reservado en nuestra página para la fotografía de las y los autores de los libros que revisamos, aunque en ocasiones resulta muy complicado localizar dicha imagen. En esta ocasión se trata del co-autor, que en su juventud fue nadador de alto nivel participando en diferentes competencias internacionales. En la imagen lo vemos al lado del nadador brasileño Tetsuo Okamoto, durante los Juegos Panamericanos de Buenos Aires, 1951. A pesar del alto perfil del autor, como podrá comprobar al revisar la pequeña biografía al final de este artículo, resulta complicado localizar una fotografía suya.
Este libro es sumamente ilustrativo ya que el texto está acompañado de 253 fotografías en blanco y negro, 31 a todo color, tomadas por el propio Tonatiuh Gutiérrez, además de 20 dibujos a pluma, elaborados por el importante artista Alberto Beltrán.
Como lo mencionamos anteriormente, esta es una obra de carácter general que abarca todo tipo de danzas y bailes, pero cuenta con un muy interesante capítulo dedicado exclusivamente al tema de las Danzas de Moros y Cristianos, así como a aquellas que se consideran derivadas de la misma. El título formal del capítulo es «Danzas relacionadas con el ciclo de Moros y Cristianos», muy al estilo de Arturo Warman; entre éstas encontramos las siguientes:
Danzas de Moros y Cristianos
Danza de los Jardineros
Danza de los Pichilingues y Cristianos
Danza de Moros entre los Coras
Danza de Santiagos (que incluye varios tipos)
El tema abarca otros tipos de danza, relacionadas principalmente a las Danzas de la Conquista y «Danzas que conservan el simulacro de combate». No las enumeramos aquí puesto que, para nuestros propósitos, se alejan mucho del tema que nos ocupa.
El capítulo inicia con la obligada revisión histórica de estas danzas, citando principalmente a Warman. La influencia de esta obra es muy evidente, podría pensarse incluso que fue la única referencia para esta parte del libro, o al menos la principal. La división de las variantes, los ciclos, e incluso las menciones a las quema de los castillos (que terminaría convirtiéndose en nuestros castillos de fuegos artificiales), son mencionados.
Uno de los puntos más interesantes de este texto es que, para cada uno de los tipos de danza, mencionan al menos un ejemplo de comunidad donde se practica y una descripción breve del vestuario de cada bando, además de describir la danza. Entre estas descripciones, nos llama mucho la atención que es de las pocas obras que hacen mención a la Danza de los Chareos. Esta danza, al parecer exclusiva de la zona de Oaxaca, es descrita en otros libros pero en ocasiones no se le menciona por su nombre original1.
Sin duda alguna este es un muy buen libro para introducirse al tema de las Danzas de Moros y Cristianos, sin mencionar que es muy accesible. A pesar de que cita abundante contenido del libro de Warman, que finalmente es uno de los pilares básicos para los investigadores, termina por ser una muy buena opción ya que el abundante material gráfico lo vuelve muy atractivo. En contraste, el texto de Warman cuenta únicamente con 9 fotografías en blanco y negro, aunque no debemos olvidar que se enfoca únicamente en las Danzas de Moros y Cristianos y que la edición es rústica, a diferencia del libro que hoy reseñamos.
Notas:
En la reseña del libro Danzas de Moros y Cristianos, de J. Jesús Rodríguez Aceves, se menciona esta danza en la comunidad de Santiago Juxtlahuaca, pero no se le llama Chareos. En el caso de este libro, describen la danza que se realiza en Pinotepa de Don Luis.
Sobre los autores
Tonatiuh Gutiérrez Olguín, nació en la Ciudad de México el 20 de noviembre de 1920. Fue hijo de un importante funcionario de gobierno durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. Atleta de alto nivel, participó en los Juegos Olímpicos de Londres 1948 y de Helsinki 1952, en la disciplina de natación, así como en otras competencias internacionales como los Juegos Panamericanos (Buenos Aires, 1951) y los Juegos Centroamericanos y del Caribe (México, 1954), además de ser entrenador para los Juegos Olímpicos de Tokio (1964) . Se tituló como Licenciado en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1966, para integrarse como profesor y trabajar en el ámbito de la administración pública como director de exposiciones del Consejo Nacional de Turismo y posteriormente en el Banco de Fomento Cooperativo, desde donde fundó Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (1973), organismo que presidió desde su creación hasta 1976. Publicó numerosos libros, entre los que se incluyen Ensayo sobre los recursos naturales renovables en el desarrollo económico de México. (1962) e Imagen de América (1966). Falleció en la Ciudad de México en marzo del año 2000.
Electra López Mompradé (posteriormente de Gutiérrez), es hija de exiliados de la Guerra Civil Española. Experta en danza y atuendo precolombino y en historia y cultura mexicana. Coautora de numerosos libros sobre arte e historia de México como Visión europea del Templo Mayor de Tenochtitlán : iconografía siglos XVI, XVII, XVIII y XIX (1982) y México mágico (1974). Junto con su esposo se unieron al grupo PopulArt, promotores de la fundación del Museo de Arte Popular. Cuenta con un Texto Fundamental publicado en el sitio de Amigos del Museo de Arte Popular (puedes consultarlo AQUÍ). Tras la muerte de su marido recibió un premio póstumo y posteriormente viajó para residir en España.
Bibliografía
MOMPRADÉ, Electra L., GUTIÉRREZ, Olguín, BELTRAN, Alberto (dibujos). Danzas y bailes populares, Historia general del arte mexicano, Tomo VI, Editorial Hermes S.A. de C.V., Barcelona, 1976, pp. 239.
¿Ya escuchaste nuestra nueva pista de audio? En esta ocasión te compartimos el inicio de la danza de Santiagos, interpretada por los músicos de la Danza de Santiagos «San Judas Tadeo», de Ixhuatlán del Café, Veracruz.
Esta pista fue grabada el 8 de diciembre de 2019, durante la visita de la danza a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México.
Ve a la página principal y escucha esta y otros materiales que tenemos para ti en nuestra lista de reproducción «La música de los Santiagueros».